26/08/2017, 15:37
Al punto de reunión, aquella especie de meta, comenzaban a llegar cada vez más personas. La cuestión era que su número era mucho menor que cuando habían comenzado aquel recorrido. Todos mostraban secuelas de los obstáculos superados, quemaduras, cortes y golpes. Aquello hacía pensar al de ojos grises en el desafortunado destino de aquellos que no lograron llegar.
─ Ho-hola de nuevo─ le saludo una voz mientras se encontraba descansando.
Kōtetsu levanto la mirada y quedo sorprendido: De todas aquellas personas, aquel muchacho era a quien menos le veía posibilidades de terminar semejante trayecto.
—Hola —contesto, con voz un tanto ronca, y sus ojos enrojecidos le miraron con respeto—. Debo admitir que eres más fuerte de lo que aparentas, no pensé que fueras uno de los que llegaría hasta aquí… Yo apenas pude alcanzar la meta.
Dudo sobre si preguntar que pruebas había superado, pero su aspecto desgatado ya le daba una simple y contundente respuesta: El camino había sido duro, tan duro como lo podría haber sido para cualquiera.
—Con eso hemos terminado la presente evaluación —dijo el sujeto con el reloj y el cuaderno de notas.
El Hakagurē pensó en que aquello era una exageración, pues los allí presentes no representaban ni siquiera un tercio de la personas que estaban al principio. Sin embargo, cuando aquel evaluador comenzó a caminar les dejo en claro que no iban a esperar a nadie más… puede que la razón fuese porque ya no quedaba nadie a quien aguardar.
—Antes de pasar a la siguiente etapa le brindaremos asistencia médica a quienes necesiten de ella. —Su paso era presuroso y rítmico, como si quisiera salir pronto de allí.
Los seleccionados le siguieron hasta la siguiente etapa, una especie de bodega en donde había unos cuantos médicos que habrían de brindarles los primeros auxilios necesarios. Allí tendrían un bien merecido tiempo de descanso hasta que todos estuviesen listos para continuar.
─ Ho-hola de nuevo─ le saludo una voz mientras se encontraba descansando.
Kōtetsu levanto la mirada y quedo sorprendido: De todas aquellas personas, aquel muchacho era a quien menos le veía posibilidades de terminar semejante trayecto.
—Hola —contesto, con voz un tanto ronca, y sus ojos enrojecidos le miraron con respeto—. Debo admitir que eres más fuerte de lo que aparentas, no pensé que fueras uno de los que llegaría hasta aquí… Yo apenas pude alcanzar la meta.
Dudo sobre si preguntar que pruebas había superado, pero su aspecto desgatado ya le daba una simple y contundente respuesta: El camino había sido duro, tan duro como lo podría haber sido para cualquiera.
—Con eso hemos terminado la presente evaluación —dijo el sujeto con el reloj y el cuaderno de notas.
El Hakagurē pensó en que aquello era una exageración, pues los allí presentes no representaban ni siquiera un tercio de la personas que estaban al principio. Sin embargo, cuando aquel evaluador comenzó a caminar les dejo en claro que no iban a esperar a nadie más… puede que la razón fuese porque ya no quedaba nadie a quien aguardar.
—Antes de pasar a la siguiente etapa le brindaremos asistencia médica a quienes necesiten de ella. —Su paso era presuroso y rítmico, como si quisiera salir pronto de allí.
Los seleccionados le siguieron hasta la siguiente etapa, una especie de bodega en donde había unos cuantos médicos que habrían de brindarles los primeros auxilios necesarios. Allí tendrían un bien merecido tiempo de descanso hasta que todos estuviesen listos para continuar.