26/08/2017, 22:34
« Detenerlos… »
El Ojiblanco sopeso la idea en su mente por unos segundos, aquel sujeto con tan solo una explosión causo bastante daño, sin saber exactamente el alcance de las habilidades de esos tipejos no podría aseverar tajantemente si podría detenerlos, aunque no dudaría en tratar de hacerlo si los encontraba.
—Es un Honor, Soy Hyuuga Hazegawa.— Hizo la reverencia amablemente, tal cual le habían enseñado desde que tenía memoria, tras escuchar a Riko-chan esbozo una leve sonrisa, aunque no sabía que tan buena idea sería contarle, los adultos se preocupan de la nada.
— ¿Alguien dijo pastas? Soy un amante de las pastas, ¿no habéis probado el Tarako? Es una exquisitez para el paladar. — Alegro alegremente, como si aquella persona también fuera un familiar suyo.
—Por Cierto, Akiko-sama ¿conoce usted a Dashimitsu Tedaya? — Pregunto demostrando que estaba bastante armado de determinación, no hacía falta decirle que se sintiera como en casa, ya lo hacía de antemano.
El Ojiblanco sopeso la idea en su mente por unos segundos, aquel sujeto con tan solo una explosión causo bastante daño, sin saber exactamente el alcance de las habilidades de esos tipejos no podría aseverar tajantemente si podría detenerlos, aunque no dudaría en tratar de hacerlo si los encontraba.
—Es un Honor, Soy Hyuuga Hazegawa.— Hizo la reverencia amablemente, tal cual le habían enseñado desde que tenía memoria, tras escuchar a Riko-chan esbozo una leve sonrisa, aunque no sabía que tan buena idea sería contarle, los adultos se preocupan de la nada.
— ¿Alguien dijo pastas? Soy un amante de las pastas, ¿no habéis probado el Tarako? Es una exquisitez para el paladar. — Alegro alegremente, como si aquella persona también fuera un familiar suyo.
—Por Cierto, Akiko-sama ¿conoce usted a Dashimitsu Tedaya? — Pregunto demostrando que estaba bastante armado de determinación, no hacía falta decirle que se sintiera como en casa, ya lo hacía de antemano.