28/08/2017, 06:21
Todo estaba tranquilo ahora, si, algún que otro quejido interrumpía el tranquilo descanso que estaban teniendo, pero sin duda todos allí lo aprovechaban al máximo.
Al igual que los demás, Haru fue atendido por el personal médico que allí se encontraba, un hombre alto y corpulento fue el encargado de tratar sus heridas, que no fue más que una dura desinfección sin ningún cuidado, parecía que estaba tratando a un perro. Aunque trataba de no mostrar ninguna expresión de dolor, un pedazo trapo esterilizado introduciéndose en su herida lo hizo dar un pequeño quejido, aunque en comparación con los de los demás participantes fue prácticamente imperceptible, cuando el hombre finalizo su tarea, Haru agradeció con una reverencia y se sentó, apoyando su espalda contra la pared para descansar con más comodidad, al igual que probablemente todos los que estaban ahí, también recibió unos analgésicos por si acaso, aunque para él no eran necesarios, si bien sus músculos estaban agotados, solo un descanso debería bastar para recuperarse, era algo natural, como si sus cuerpo trabajara más rápido al descansar.
Al pasar una hora, el mismo sujeto que los había llevado hasta allí llamo la atención de todos con solo una frase, todos estaban al tanto de lo que saliera de la boca del mismo poniéndose de pie y acercándose.
Había llegado el momento, la tan esperada entrevista por la que tanto se había esforzado, bajo ninguna circunstancia dejaría pasar esa oportunidad después de todo por lo que había pasado, Haru se coló entre los pocos que quedaban colocándose en frente de todos, para su sorpresa, el Hakagurē también se encontraba allí, tal vez al ser los más pequeños de altura ambos se habrían hecho lugar, aunque después, al menos Haru, se arrepintió de haberse colocado en frente, ya que él y el peliblanco fueron los primeros señalados para ingresar a la habitación donde serían entrevistados.
Siguiendo el gesto de Kōtetsu, el Akaki lo siguió a paso calcado, sus manos comenzaron a temblar nuevamente, pero esta vez no por miedo, ni por sentirse inseguro, sino que su gran capacidad de avergonzarse ante todo le estaba jugando una mala pasada<< ¿Qué pasara si lo hago mal? no puedo tartamudear ahí, si lo hago de seguro todo habrá sido en vano, no servirá de nada el haber venido hasta aquí>> con cada paso se ponía más nervioso, y eso estaba comenzando a reflejarse en su rostro.
Al llegar ante el imponente trozo de madera que comunicaba las habitaciones, Kotetsu abrió la puerta, dándole el paso a él primero─ Gra-gracias─ expreso continuando su paso. En cuanto asomo la cabeza por la puerta, pudo sentir el prominente olor a tabaco y alcohol que ahí reinaba, aunque lo pasó por alto, por más que esos aromas le provocaran náuseas y dolores de cabeza debería soportarlos durante la entrevista, por lo que no dejo que su rostro mostrara el desagrado al ambiente.
En la habitación podía verse un gran escritorio, cuatro hombres de los que desconocía su profesión, puesto que se mostraban amenazantes, pero no de la forma en la que se veían los demás aspirantes al trabajo, estos tipos podía verse a simple vista que eran mucho más peligrosos, en medio se encontraba la silla del que seguramente sería quien los entrevistaría, de espalda a ellos como en las películas de mafiosos, y frente al escritorio, dos elegantes sillas destinadas a los entrevistados.
─ Ahora relájense y tomen asiento para que podamos conversar un poco, ¿entendido?
Al oír la imperativa voz de quien iba a decidir si todo lo anterior había sido en vano o no, Haru tuvo un pequeño sobresalto, aunque seguramente solo los cuatro guardias lo notarían, ya que tanto Kotetsu como quien había hablado estaban de espaldas a él<< No puedo arruinar todo lo que hice ahora, debo relajarme y hablar como lo hace papá, firme y claro>> algo le decía que si su voz sonaba como siempre, si su imagen mostrara lo que siempre, si su aura enseñara lo de siempre, seria completamente en vano realizar aquella entrevista, por lo que tomo valor y puso en práctica las incontables veces que su padre le enseño a desenvolverse de manera firme y determinada.
─ ¡Sí!─ su voz resonó con una gran convicción y firmeza, como nunca había sonado antes, su rostro cambio completamente, ya no parecía ese joven vergonzoso y asustadizo, era como si fuera una persona distinta, aunque su exterior se mostraba firme, su mente no se había relajado por completo, pero Haru no iba a permitir que se notara, avanzo hacia el lado derecho, no teniendo otra opción ya que el moreno ya se había encaminado en la otra, y tomo asiento, como si nada de eso le causara ningún problema.
Al igual que los demás, Haru fue atendido por el personal médico que allí se encontraba, un hombre alto y corpulento fue el encargado de tratar sus heridas, que no fue más que una dura desinfección sin ningún cuidado, parecía que estaba tratando a un perro. Aunque trataba de no mostrar ninguna expresión de dolor, un pedazo trapo esterilizado introduciéndose en su herida lo hizo dar un pequeño quejido, aunque en comparación con los de los demás participantes fue prácticamente imperceptible, cuando el hombre finalizo su tarea, Haru agradeció con una reverencia y se sentó, apoyando su espalda contra la pared para descansar con más comodidad, al igual que probablemente todos los que estaban ahí, también recibió unos analgésicos por si acaso, aunque para él no eran necesarios, si bien sus músculos estaban agotados, solo un descanso debería bastar para recuperarse, era algo natural, como si sus cuerpo trabajara más rápido al descansar.
Al pasar una hora, el mismo sujeto que los había llevado hasta allí llamo la atención de todos con solo una frase, todos estaban al tanto de lo que saliera de la boca del mismo poniéndose de pie y acercándose.
Había llegado el momento, la tan esperada entrevista por la que tanto se había esforzado, bajo ninguna circunstancia dejaría pasar esa oportunidad después de todo por lo que había pasado, Haru se coló entre los pocos que quedaban colocándose en frente de todos, para su sorpresa, el Hakagurē también se encontraba allí, tal vez al ser los más pequeños de altura ambos se habrían hecho lugar, aunque después, al menos Haru, se arrepintió de haberse colocado en frente, ya que él y el peliblanco fueron los primeros señalados para ingresar a la habitación donde serían entrevistados.
Siguiendo el gesto de Kōtetsu, el Akaki lo siguió a paso calcado, sus manos comenzaron a temblar nuevamente, pero esta vez no por miedo, ni por sentirse inseguro, sino que su gran capacidad de avergonzarse ante todo le estaba jugando una mala pasada<< ¿Qué pasara si lo hago mal? no puedo tartamudear ahí, si lo hago de seguro todo habrá sido en vano, no servirá de nada el haber venido hasta aquí>> con cada paso se ponía más nervioso, y eso estaba comenzando a reflejarse en su rostro.
Al llegar ante el imponente trozo de madera que comunicaba las habitaciones, Kotetsu abrió la puerta, dándole el paso a él primero─ Gra-gracias─ expreso continuando su paso. En cuanto asomo la cabeza por la puerta, pudo sentir el prominente olor a tabaco y alcohol que ahí reinaba, aunque lo pasó por alto, por más que esos aromas le provocaran náuseas y dolores de cabeza debería soportarlos durante la entrevista, por lo que no dejo que su rostro mostrara el desagrado al ambiente.
En la habitación podía verse un gran escritorio, cuatro hombres de los que desconocía su profesión, puesto que se mostraban amenazantes, pero no de la forma en la que se veían los demás aspirantes al trabajo, estos tipos podía verse a simple vista que eran mucho más peligrosos, en medio se encontraba la silla del que seguramente sería quien los entrevistaría, de espalda a ellos como en las películas de mafiosos, y frente al escritorio, dos elegantes sillas destinadas a los entrevistados.
─ Ahora relájense y tomen asiento para que podamos conversar un poco, ¿entendido?
Al oír la imperativa voz de quien iba a decidir si todo lo anterior había sido en vano o no, Haru tuvo un pequeño sobresalto, aunque seguramente solo los cuatro guardias lo notarían, ya que tanto Kotetsu como quien había hablado estaban de espaldas a él<< No puedo arruinar todo lo que hice ahora, debo relajarme y hablar como lo hace papá, firme y claro>> algo le decía que si su voz sonaba como siempre, si su imagen mostrara lo que siempre, si su aura enseñara lo de siempre, seria completamente en vano realizar aquella entrevista, por lo que tomo valor y puso en práctica las incontables veces que su padre le enseño a desenvolverse de manera firme y determinada.
─ ¡Sí!─ su voz resonó con una gran convicción y firmeza, como nunca había sonado antes, su rostro cambio completamente, ya no parecía ese joven vergonzoso y asustadizo, era como si fuera una persona distinta, aunque su exterior se mostraba firme, su mente no se había relajado por completo, pero Haru no iba a permitir que se notara, avanzo hacia el lado derecho, no teniendo otra opción ya que el moreno ya se había encaminado en la otra, y tomo asiento, como si nada de eso le causara ningún problema.

- Hablo-
<<Pienso>>