2/09/2017, 23:58
(Última modificación: 3/09/2017, 00:11 por Tsukiyama Daigo.)
El león empezó a rugir con cada vez más fuerza en cuanto los senbon se clavaron en él. Durante un instante parecía que la ira le daría fuerzas para liberarse de su prisión, pero poco a poco su fuerza se desvaneció hasta que finalmente desistió del todo.
—¡Rayos! Tenemos que salir rápido de aquí.
A lo lejos, todos pudieron escuchar pasos apresurados que provenian de algún punto más abajo en la cordillera. Pero Daigo no les prestó demasiada atención, al menos no por ahora, no hasta que calmase su dolor.
—Puedo hacer algo mientras llegamos al hospital. Pero tenemos un problema...
Keisuke no tuvo que explicarse mucho más para que Daigo lo entendiese. Era obvio: no podía ocuparse de Daigo mientras tuviesen a aquella bestia al lado.
El peliverde apretó los dientes y asintió varias veces antes de mirar a su alrededor en busca de algo para poder calmar el animal y transportarlo.
Estaba nervioso y temblaba a más no poder, así que dijo lo primero que se le ocurrió para reducir al leon.
—¿Y si utilizas esa técnica encima suyo? qui-quizá así puedas detenerlo hasta que lleguen los samurai...
De pronto, una joven de pelo plateado y ojos grisáceos llegó corriendo a la escena, vestía una especie de karategi blanco y parecía algo más alta que Daigo.
Se detuvo al lado de Koko y plantó una mano en su hombro temblorosa.
—N-no tendrán que esperar mas, chicos... la caballeria ha llegado.
Por la manera en la que le temblaba la voz cualquiera diría que no se trataba de nada más que una novata, pero lo cierto es que su físico decía todo lo contrario, pues parecía bastante fuerte físicamente.
Miró a Koko y le sonrió algo nerviosa.
—¿Ha quedado guay? A mi me pareció que sí —dijo en voz baja.
Caminó un par de pasos hacia Keisuke y Daigo mientras sacaba un pergamino del escote de su karategi.
—Bien chicos, apartad, yo... puedo encargarme de esto...
Daigo miró un segundo a Keisuke antes de apartarse. Ya había tenido suficiente y pensaba que ya era hora de dejarle esto a los profesionales.
...Creo...
—¡Rayos! Tenemos que salir rápido de aquí.
A lo lejos, todos pudieron escuchar pasos apresurados que provenian de algún punto más abajo en la cordillera. Pero Daigo no les prestó demasiada atención, al menos no por ahora, no hasta que calmase su dolor.
—Puedo hacer algo mientras llegamos al hospital. Pero tenemos un problema...
Keisuke no tuvo que explicarse mucho más para que Daigo lo entendiese. Era obvio: no podía ocuparse de Daigo mientras tuviesen a aquella bestia al lado.
El peliverde apretó los dientes y asintió varias veces antes de mirar a su alrededor en busca de algo para poder calmar el animal y transportarlo.
Estaba nervioso y temblaba a más no poder, así que dijo lo primero que se le ocurrió para reducir al leon.
—¿Y si utilizas esa técnica encima suyo? qui-quizá así puedas detenerlo hasta que lleguen los samurai...
De pronto, una joven de pelo plateado y ojos grisáceos llegó corriendo a la escena, vestía una especie de karategi blanco y parecía algo más alta que Daigo.
Se detuvo al lado de Koko y plantó una mano en su hombro temblorosa.
—N-no tendrán que esperar mas, chicos... la caballeria ha llegado.
Por la manera en la que le temblaba la voz cualquiera diría que no se trataba de nada más que una novata, pero lo cierto es que su físico decía todo lo contrario, pues parecía bastante fuerte físicamente.
Miró a Koko y le sonrió algo nerviosa.
—¿Ha quedado guay? A mi me pareció que sí —dijo en voz baja.
Caminó un par de pasos hacia Keisuke y Daigo mientras sacaba un pergamino del escote de su karategi.
—Bien chicos, apartad, yo... puedo encargarme de esto...
Daigo miró un segundo a Keisuke antes de apartarse. Ya había tenido suficiente y pensaba que ya era hora de dejarle esto a los profesionales.
...Creo...
![[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]](https://i.ibb.co/fqtcMG8/IMG-20210515-202948-586.png)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.