4/09/2017, 15:33
Koko estaba asustada y por eso no iba a darle ni la más mínima atención a Keisuke al momento en que le gritó que se moviera, ¿para qué hacerlo? No era él quien estaba cara a cara con semejante animalejo, estaba detrás, con una vista perfecta del culo.
La técnica del pelirrojo le dio de lleno a la bestia y quedó inmovilizada, justo para recibir un par de agujas que le enloquecerían y era bastante obvio que así pasaría, cualquiera se enojaría si le empiezan a practicar acupuntura sin autorización, pero dejando esos detalles a un lado, la rubia lentamente se fue levantando, aun con la piel de gallina y temblorosa cuando una mano se posó sobre su hombro y en consecuencia, el pecoso rostro de la chica se iluminó lleno de esperanza…
Que se esfumó tan pronto como escuchó a la recién llegada hablar.
«¿Guay? ¡Estás igual que yo! » Pensó sin pronunciar ni una sola palabra al respecto.
La dejó actuar, dejó que los otros dos hablaran e hicieran cuanto quisieran, pero por su parte no hizo absolutamente nada, les dejó a todos que hicieran lo que quisieran porque ella al menos no estaba en condiciones para hacer nada. Por un lado podría ir y ayudar a aquellos dos, por el otro no sentía que la de cabellos blancos fuese a hacer la gran cosa contra el animal, ya que parecía ser una especie de copia o hermana perdida de la propia Kageyama. Robusta, alta, dando cierta imagen imponente pero… Temblorosa, probablemente por falta de experiencia real.
La técnica del pelirrojo le dio de lleno a la bestia y quedó inmovilizada, justo para recibir un par de agujas que le enloquecerían y era bastante obvio que así pasaría, cualquiera se enojaría si le empiezan a practicar acupuntura sin autorización, pero dejando esos detalles a un lado, la rubia lentamente se fue levantando, aun con la piel de gallina y temblorosa cuando una mano se posó sobre su hombro y en consecuencia, el pecoso rostro de la chica se iluminó lleno de esperanza…
Que se esfumó tan pronto como escuchó a la recién llegada hablar.
«¿Guay? ¡Estás igual que yo! » Pensó sin pronunciar ni una sola palabra al respecto.
La dejó actuar, dejó que los otros dos hablaran e hicieran cuanto quisieran, pero por su parte no hizo absolutamente nada, les dejó a todos que hicieran lo que quisieran porque ella al menos no estaba en condiciones para hacer nada. Por un lado podría ir y ayudar a aquellos dos, por el otro no sentía que la de cabellos blancos fuese a hacer la gran cosa contra el animal, ya que parecía ser una especie de copia o hermana perdida de la propia Kageyama. Robusta, alta, dando cierta imagen imponente pero… Temblorosa, probablemente por falta de experiencia real.