9/09/2017, 00:56
"No sé que hacer... No quiero volver a casa, pero tampoco quiero seguir acá dando lástima." Aunque tampoco era cómo si muchos se apiadasen de él. De hecho, parecía que lentamente la gente se iba y dejaba un poco desolada la calle. Incluso la lluvia se intensificaba, lo cual la hacía parecer mucho más dura y severa que la habitual para los habitantes de Amegakure. Pronto, al alzar su mirada, el jovencito podía divisar a la muchacha rubia de cabellos cortos regresar a su morada, pero por alguna razón ella no había podido entrar.
¿Qué era lo que le tocaba hacer en esos momentos?
Nada en realidad, pero cómo la vagancia y el molestar no cuestan nada, aprovecharía la oportunidad para descargar un poco de frustración en la persona que no había roto los platos. Le observó fijamente, observando a los alrededores cómo asesino que se cerciora de que no haya testigos que presencien el crimen. Centró su mirada de nuevo, y luego tomó el objeto que habría de convertirse en el cuerpo del delito.
"La la~"
Mientras la Yamanaka estaba distraída, ella pronto habría de sentir un pequeño objeto sólido que chocaría justo en su cabeza. Siendo que el joven Isa aplicaría literalmente la expresión de lanzar la piedra y esconder la mano, con un gesto muy poco disimulado de su parte. Total, en su cinismo, le parecía muy divertido molestar a quién estuviera en su lista de personas que le caían mal. No la conocía, pero el color de cabello era suficiente para incluirla adentro.
¿Qué era lo que le tocaba hacer en esos momentos?
Nada en realidad, pero cómo la vagancia y el molestar no cuestan nada, aprovecharía la oportunidad para descargar un poco de frustración en la persona que no había roto los platos. Le observó fijamente, observando a los alrededores cómo asesino que se cerciora de que no haya testigos que presencien el crimen. Centró su mirada de nuevo, y luego tomó el objeto que habría de convertirse en el cuerpo del delito.
"La la~"
Mientras la Yamanaka estaba distraída, ella pronto habría de sentir un pequeño objeto sólido que chocaría justo en su cabeza. Siendo que el joven Isa aplicaría literalmente la expresión de lanzar la piedra y esconder la mano, con un gesto muy poco disimulado de su parte. Total, en su cinismo, le parecía muy divertido molestar a quién estuviera en su lista de personas que le caían mal. No la conocía, pero el color de cabello era suficiente para incluirla adentro.