10/09/2017, 16:37
—Eh, ¿no son ustedes parte de los ninja que participarán en el torneo? ¿Qué hacen aquí?
—Pues... Lancé una rápida mirada al león que ahora estaba entretenido con la chica, la respuesta era más que obvia. —Jugando un poco con el gatito.— Dije sin más mientras mis orbes detallaban la vestimenta del recién llegado, fue fácil deducir que era compañero de le femenina y que en breves minutos resolverían la situación o eso era lo que yo consideraba.
No obstante, lancé otra mirada fugaz a la bestia quien había sido reducida por una especie de ataúd de tela, y la chica se mostraba bastante cansada, agradecí no tener que seguir peleando contra el animal.
—Debo darles las gracias, no podríamos haber llegado a tiempo de no ser por ustedes...
—Supongo que no podíamos quedarnos con los brazos cruzados, no es nada...—
Repentinamente mis parpados empezaron a pesar más de lo normal, me costaba bastante mantenerlos abiertos, mi cuerpo se volvió ajeno y la sensación de miedo se esfumó, siendo intercambiada por cierta paz interior; poco a poco mi consciencia fue cediendo.
—...Pero tendrán que disculparme, a Oyabun no le gustaría que dejásemos ningún cabo suelto.
—¿Eh?— Escuché balbucear algunas palabras pero sin llegar a comprenderlas del todo, y luego todo se volvió totalmente negro.
El frío se adentraba por mis manos y pies y llegaba a todo mi cuerpo, erizando mi piel, el suelo era duro e incómodo, abrí mis ojos lentamente con cierta confusión ¿dónde estaba? Miré a mi alrededor y deduje rápidamente que me encontraba en el interior de una estancia, uno de los dojos pero me encontraba solo y con una botella de agua a mi lado. "¿Que hago aquí?"
No tardé en dirigirme a la puerta, con el pote con agua en mi derecha; afuera me encontré con un chico peliverde que se encontraba fuera de un dojo denominado Tora, y sí mis oídos no me engañaban parecía haber musitado cierta confusión sobre su actual ubicación.
—¿Sabes en que parte nos encontramos exactamente?— Pregunté al muchacho mientras mi mirada se perdía en dirección a Sendoshi, sinceramente no recordaba nada sobre como había llegado a aquel conjunto de dojos.
—Pues... Lancé una rápida mirada al león que ahora estaba entretenido con la chica, la respuesta era más que obvia. —Jugando un poco con el gatito.— Dije sin más mientras mis orbes detallaban la vestimenta del recién llegado, fue fácil deducir que era compañero de le femenina y que en breves minutos resolverían la situación o eso era lo que yo consideraba.
No obstante, lancé otra mirada fugaz a la bestia quien había sido reducida por una especie de ataúd de tela, y la chica se mostraba bastante cansada, agradecí no tener que seguir peleando contra el animal.
—Debo darles las gracias, no podríamos haber llegado a tiempo de no ser por ustedes...
—Supongo que no podíamos quedarnos con los brazos cruzados, no es nada...—
Repentinamente mis parpados empezaron a pesar más de lo normal, me costaba bastante mantenerlos abiertos, mi cuerpo se volvió ajeno y la sensación de miedo se esfumó, siendo intercambiada por cierta paz interior; poco a poco mi consciencia fue cediendo.
—...Pero tendrán que disculparme, a Oyabun no le gustaría que dejásemos ningún cabo suelto.
—¿Eh?— Escuché balbucear algunas palabras pero sin llegar a comprenderlas del todo, y luego todo se volvió totalmente negro.
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El frío se adentraba por mis manos y pies y llegaba a todo mi cuerpo, erizando mi piel, el suelo era duro e incómodo, abrí mis ojos lentamente con cierta confusión ¿dónde estaba? Miré a mi alrededor y deduje rápidamente que me encontraba en el interior de una estancia, uno de los dojos pero me encontraba solo y con una botella de agua a mi lado. "¿Que hago aquí?"
No tardé en dirigirme a la puerta, con el pote con agua en mi derecha; afuera me encontré con un chico peliverde que se encontraba fuera de un dojo denominado Tora, y sí mis oídos no me engañaban parecía haber musitado cierta confusión sobre su actual ubicación.
—¿Sabes en que parte nos encontramos exactamente?— Pregunté al muchacho mientras mi mirada se perdía en dirección a Sendoshi, sinceramente no recordaba nada sobre como había llegado a aquel conjunto de dojos.