—La, la~...
No se esperaba que aquel jovencito, con su carácter tímido y sumiso tuviese alguna clase de motivación especial para seguir adelante. Casi le daba lástima. Por alguna razón, sintió algo de agruras en el estómago. No sabía si era hambre o disgusto, pero lo único seguro es que todo el asunto ya se había vuelto absurdo. El otro muchacho sacó determinación de la nada, pues rápidamente empezó a ejercitarse nuevamente para calentar, cómo sí se hubiese recargado cómo una batería de energía solar. El de cabellos bicolor negó con la cabeza y chasqueó la lengua varias veces.
—Mira nene, dos cosas.— Levantó el dedo índice de su mano. —Primero, para tu información, lo hago porque es un trabajo. Uno impuesto hasta cierto punto. Si pudiera dedicarme a otra cosa por mi cuenta, lo haría. Tampoco es que exista mucha oferta laboral para menores de edad a salario digno pero bueno, me he de conformar con esto.— El genin en esos momentos retiró los kanzashi y el kogai de su cabello, dejando su melena libre, aunque no por mucho tiempo. —Segundo, si tartamudearas menos y hablaras más alto, tus palabras podrían sonar más convincentes.— Exclamó mientras sacaba una liga de su bolsillo para amarrarse todo el pelo en una cola de caballo.
—No hay algo que busque, no hay nada que saque de provecho con esto. ¿Qué más da? Tampoco es cómo si la gente esperase algo de mí~— Su voz sonaba cómo si canturreara una lírica venenosa. —Ser shinobi, la gente se olvida de ser persona por ser shinobi. Si los demás quieren ser reconocidos o excelsos guerreros, bien por ellos, pero que no me vengan a imponer a mí esas cosas.
No se esperaba que aquel jovencito, con su carácter tímido y sumiso tuviese alguna clase de motivación especial para seguir adelante. Casi le daba lástima. Por alguna razón, sintió algo de agruras en el estómago. No sabía si era hambre o disgusto, pero lo único seguro es que todo el asunto ya se había vuelto absurdo. El otro muchacho sacó determinación de la nada, pues rápidamente empezó a ejercitarse nuevamente para calentar, cómo sí se hubiese recargado cómo una batería de energía solar. El de cabellos bicolor negó con la cabeza y chasqueó la lengua varias veces.
—Mira nene, dos cosas.— Levantó el dedo índice de su mano. —Primero, para tu información, lo hago porque es un trabajo. Uno impuesto hasta cierto punto. Si pudiera dedicarme a otra cosa por mi cuenta, lo haría. Tampoco es que exista mucha oferta laboral para menores de edad a salario digno pero bueno, me he de conformar con esto.— El genin en esos momentos retiró los kanzashi y el kogai de su cabello, dejando su melena libre, aunque no por mucho tiempo. —Segundo, si tartamudearas menos y hablaras más alto, tus palabras podrían sonar más convincentes.— Exclamó mientras sacaba una liga de su bolsillo para amarrarse todo el pelo en una cola de caballo.
—No hay algo que busque, no hay nada que saque de provecho con esto. ¿Qué más da? Tampoco es cómo si la gente esperase algo de mí~— Su voz sonaba cómo si canturreara una lírica venenosa. —Ser shinobi, la gente se olvida de ser persona por ser shinobi. Si los demás quieren ser reconocidos o excelsos guerreros, bien por ellos, pero que no me vengan a imponer a mí esas cosas.