11/09/2017, 03:29
─Pues la verdad es que solo se me viene una cosa a la cabeza al escuchar ese nombre ─expreso cabizbajo con temor a equivocarse─. Genjutsu, es lo más realista que puede existir en cuestión de ilusiones, por lo que creo que de eso se trata.
—Concuerdo con lo que ha dicho —concedió el peliblanco, impresionado por tan directa conclusión—: La fantasmagoría es una ilusión de los sentidos o de la mente, una alucinación. Y también, aplicando tal concepto a su negocio, puede ser el arte de representar figuras por medio de una ilusión óptica.
Yamamasu sonrió ampliamente, complacido por las respuestas de aquellos dos jóvenes; le agradaba que tuviesen el suficiente sentido común como para buscar rápidamente la respuesta más lógica y acertada, sin caer en creencias o misticismos. Aquella era una de las ventajas de trabajar con ninjas, aunque fuesen jóvenes.
—Sí, esa tendría que ser la explicación más lógica y acertada —matizo Setsujiro—. Sin embargo, tengo motivos para creer que se trata de algo desconocido, más allá del genjutsu y de cualquier truco tradicional —Les estaba hablando un hombre que había formado una gran compañía a partir del ilusionismo y el engaño, por lo que no era sorpresa que se supiese todos los trucos del “libro del humo y los espejos”, al igual que era de esperarse que estuviera instruido en los principios y funcionamientos de las técnicas ilusorias—. Siento que en este caso en particular, y por primera vez, el sentido común y los conocimiento convencionales no me llevaran a descifrar el nuevo acto de mi rival.
De pronto se le notaba un tanto cansado y molesto. Observo con hastió el habano que se había estado fumando y, aun estando a la mitad, lo apago de golpe contra el cenicero, al tiempo que se levantaba, dándole la espalda a los jóvenes, sumido en sus pensamientos.
—Comienzo a ver hacia donde se dirige todo esto, señor —anuncio, mostrándose sumamente interesado—. Si se es testigo de un fenómeno aparentemente sobrenatural, que es lo que las casas de los sustos tienen como objetivo, solo puede haber dos modos de lograrlos: Uno es con los llamados trucos con humo y espejos, la prestidigitación… El otro es haciendo uso del chakra y los genjutsus adecuados, el ilusionismo…
—¡Ah! Pero es que puede haber una tercera forma, a la cual solemos tratar de dejar a un lado por nuestro innato terror a lo desconocido —replico, volteándose para encarar a los dos muchachos—. Si determinado suceso no es producido por medios de la ciencia del engaño o la taumaturgia del chakra, ¿entonces cual la única naturaleza posible para dicho suceso?
—Concuerdo con lo que ha dicho —concedió el peliblanco, impresionado por tan directa conclusión—: La fantasmagoría es una ilusión de los sentidos o de la mente, una alucinación. Y también, aplicando tal concepto a su negocio, puede ser el arte de representar figuras por medio de una ilusión óptica.
Yamamasu sonrió ampliamente, complacido por las respuestas de aquellos dos jóvenes; le agradaba que tuviesen el suficiente sentido común como para buscar rápidamente la respuesta más lógica y acertada, sin caer en creencias o misticismos. Aquella era una de las ventajas de trabajar con ninjas, aunque fuesen jóvenes.
—Sí, esa tendría que ser la explicación más lógica y acertada —matizo Setsujiro—. Sin embargo, tengo motivos para creer que se trata de algo desconocido, más allá del genjutsu y de cualquier truco tradicional —Les estaba hablando un hombre que había formado una gran compañía a partir del ilusionismo y el engaño, por lo que no era sorpresa que se supiese todos los trucos del “libro del humo y los espejos”, al igual que era de esperarse que estuviera instruido en los principios y funcionamientos de las técnicas ilusorias—. Siento que en este caso en particular, y por primera vez, el sentido común y los conocimiento convencionales no me llevaran a descifrar el nuevo acto de mi rival.
De pronto se le notaba un tanto cansado y molesto. Observo con hastió el habano que se había estado fumando y, aun estando a la mitad, lo apago de golpe contra el cenicero, al tiempo que se levantaba, dándole la espalda a los jóvenes, sumido en sus pensamientos.
—Comienzo a ver hacia donde se dirige todo esto, señor —anuncio, mostrándose sumamente interesado—. Si se es testigo de un fenómeno aparentemente sobrenatural, que es lo que las casas de los sustos tienen como objetivo, solo puede haber dos modos de lograrlos: Uno es con los llamados trucos con humo y espejos, la prestidigitación… El otro es haciendo uso del chakra y los genjutsus adecuados, el ilusionismo…
—¡Ah! Pero es que puede haber una tercera forma, a la cual solemos tratar de dejar a un lado por nuestro innato terror a lo desconocido —replico, volteándose para encarar a los dos muchachos—. Si determinado suceso no es producido por medios de la ciencia del engaño o la taumaturgia del chakra, ¿entonces cual la única naturaleza posible para dicho suceso?