12/09/2017, 20:40
Desde la primera ronda del torneo que Kageyama Koko no sale de su departamento si no es para comprar comida, especialmente dulces y chatarra que lo único que hizo hasta el momento fue asegurarle unos kilos adicionales y una falsa sensación de satisfacción.
Era hora de volver al entrenamiento, de volver a moverse y quemar todo aquello que había acumulado en su cuerpo durante esos días y pulir alguna que otra habilidad, como el chidori que hasta el momento no había podido realizar a la perfección justamente por errores a la hora de formular sellos y demás.
Es más, se supone que debería de poder hacerlo sin sellos, entonces… Lo único que podía justificar este fallo a ojos de la rubia era justamente falta de entrenamiento, y claro, se la había pasado corriendo, haciendo flexiones y demás ejercicios físicos que no requerían del chakra en lo más mínimo.
Ese día, muy temprano salió de Nantonoya luciendo un atuendo similar al que habitualmente utilizaba pero el vestido era blanco y el pantalón completamente negro. Hasta el momento no se había conseguido ningún reemplazo para la ropa quemada así que tendría que conformarse con aquello.
Tras correr en direcciones aleatorias hasta el cansancio, la pecosa llegó a una zona del valle que no parecía muy natural. No se veía ninguna construcción pero los troncos indicaban claramente que hubo bastante intervención humana por allí, era un bonito lugar para ponerse a practicar algunas técnicas como aquel codazo cargado en electricidad que nunca había tenido chance de utilizar en combate.
Lo dirigió a un árbol únicamente, tras lo cual quedó bastante más agitada de lo que ya estaba por haber estado corriendo.
—Puta —murmuró antes de dejarse caer de culo en el piso.
Entre el consumo de chakra y el tiempo que había estado corriendo, la Kageyama ya estaba muy cansada y se notaba en su agitada respiración y el sudor de todo su cuerpo. Pero se mantenía sentada en su lugar, probablemente para luego seguir practicando.
Era hora de volver al entrenamiento, de volver a moverse y quemar todo aquello que había acumulado en su cuerpo durante esos días y pulir alguna que otra habilidad, como el chidori que hasta el momento no había podido realizar a la perfección justamente por errores a la hora de formular sellos y demás.
Es más, se supone que debería de poder hacerlo sin sellos, entonces… Lo único que podía justificar este fallo a ojos de la rubia era justamente falta de entrenamiento, y claro, se la había pasado corriendo, haciendo flexiones y demás ejercicios físicos que no requerían del chakra en lo más mínimo.
Ese día, muy temprano salió de Nantonoya luciendo un atuendo similar al que habitualmente utilizaba pero el vestido era blanco y el pantalón completamente negro. Hasta el momento no se había conseguido ningún reemplazo para la ropa quemada así que tendría que conformarse con aquello.
Tras correr en direcciones aleatorias hasta el cansancio, la pecosa llegó a una zona del valle que no parecía muy natural. No se veía ninguna construcción pero los troncos indicaban claramente que hubo bastante intervención humana por allí, era un bonito lugar para ponerse a practicar algunas técnicas como aquel codazo cargado en electricidad que nunca había tenido chance de utilizar en combate.
Lo dirigió a un árbol únicamente, tras lo cual quedó bastante más agitada de lo que ya estaba por haber estado corriendo.
—Puta —murmuró antes de dejarse caer de culo en el piso.
Entre el consumo de chakra y el tiempo que había estado corriendo, la Kageyama ya estaba muy cansada y se notaba en su agitada respiración y el sudor de todo su cuerpo. Pero se mantenía sentada en su lugar, probablemente para luego seguir practicando.