15/09/2017, 02:08
Fue curioso que ni bien aceptara el chico prácticamente se le tirase encima, o bueno, un brazo le quedó literalmente encima y se vio más que obligada a caminar al mismo paso que el de Kusa. No era que le molestase pero le resultaba extraño el contacto físico de tal tipo con un completo desconocido, aun así, no hizo nada para zafarse y le siguió.
Respecto del cambio abrupto de tema, no podía decir mucho, no estaba del todo segura de lo que hacer y el examen de chuunin era algo completamente fuera de su capacidad, al menos ahora mismo.
—Entrenaré como si me pagaran por ello, si no mejoro al menos un poco seguramente mi kage no me deje ni ir a ver —dijo con un tono algo más bajo—. Fijo que este torneo no me aporta nada.
A no ser… Que le tengan en cuenta que se aguantó hasta el final los katones de Akame, eso sería bueno al final, aunque ciertamente doloroso. «Lo que una hace por una recomendación… Y nunca más lo haré »Que le había dolido lo suyo.
En ello, mientras se movían, la pecosa tuvo una pequeña pero muy importante duda que no tardó en expresar.
—¿Tienen dangos dulces? —Fue la primera e inocente pregunta que se le ocurrió.
Como no tuviesen… Tendría que comer de los salados, no era que le desagradasen, pero en esos días había estado viviendo de puro dulce, literalmente, solo estuvo comiendo dulces y probablemente terminaría enfermándose, pero la depresión la podía más que el sentido común.
Respecto del cambio abrupto de tema, no podía decir mucho, no estaba del todo segura de lo que hacer y el examen de chuunin era algo completamente fuera de su capacidad, al menos ahora mismo.
—Entrenaré como si me pagaran por ello, si no mejoro al menos un poco seguramente mi kage no me deje ni ir a ver —dijo con un tono algo más bajo—. Fijo que este torneo no me aporta nada.
A no ser… Que le tengan en cuenta que se aguantó hasta el final los katones de Akame, eso sería bueno al final, aunque ciertamente doloroso. «Lo que una hace por una recomendación… Y nunca más lo haré »Que le había dolido lo suyo.
En ello, mientras se movían, la pecosa tuvo una pequeña pero muy importante duda que no tardó en expresar.
—¿Tienen dangos dulces? —Fue la primera e inocente pregunta que se le ocurrió.
Como no tuviesen… Tendría que comer de los salados, no era que le desagradasen, pero en esos días había estado viviendo de puro dulce, literalmente, solo estuvo comiendo dulces y probablemente terminaría enfermándose, pero la depresión la podía más que el sentido común.