17/09/2017, 19:26
—No estoy segura —respondió al peliverde.
La expresión de confusión en Koko era evidente, no estaba segura de nada de lo que había ocurrido hasta que el pelirrojo soltó una desafortunada frase.
—Sí... ¿Tú no las conoces?—dijo el chico.
La kunoichi dudó por un instante, pero miró en todas direcciones y no había ninguna otra fémina por allí cerca por lo que las opciones eran muy pocas dentro de su cabeza.
*Paf*
Se escuchó, como cuando alguien busca matar un mosquito golpeando las manos, solo que esta vez había sido la mano de la rubia contra la mejilla del de Amegakure.
La cara de la chica era otra, mostraba molestia y sus mejillas estaban levemente enrojecidas, sin mencionar que hacía un esfuerzo inútil por cubrir su busto con el otro brazo.
—¡Maldito pervertido! —Exclamó claramente enfadada con Keisuke.
Un segundo después, ignorando todo lo demás incluyendo el brazo roto del shinobi de Kusagakure, la joven pecosa desapareció de la escena empleando el siempre fiable Sunshin no jutsu. De esta manera se aseguraba que ninguno de los dos pudiera seguirla mientras regresaba a Nantonoya, donde al menos podría tener un momento de paz.
«¡Mira que hablar de las tetas de una chica de esa forma! »Pensaba muy molesta mientras marchaba.
—¿No las conoces? —Repitió con una voz más aguda de la cuenta como una clara burla al médico.
Lo demás que fue murmurando a medida que caminaba era algo totalmente inentendible, pero probablemente fueran una parda de insultos al denominado ”pervertido”.
La expresión de confusión en Koko era evidente, no estaba segura de nada de lo que había ocurrido hasta que el pelirrojo soltó una desafortunada frase.
—Sí... ¿Tú no las conoces?—dijo el chico.
La kunoichi dudó por un instante, pero miró en todas direcciones y no había ninguna otra fémina por allí cerca por lo que las opciones eran muy pocas dentro de su cabeza.
*Paf*
Se escuchó, como cuando alguien busca matar un mosquito golpeando las manos, solo que esta vez había sido la mano de la rubia contra la mejilla del de Amegakure.
La cara de la chica era otra, mostraba molestia y sus mejillas estaban levemente enrojecidas, sin mencionar que hacía un esfuerzo inútil por cubrir su busto con el otro brazo.
—¡Maldito pervertido! —Exclamó claramente enfadada con Keisuke.
Un segundo después, ignorando todo lo demás incluyendo el brazo roto del shinobi de Kusagakure, la joven pecosa desapareció de la escena empleando el siempre fiable Sunshin no jutsu. De esta manera se aseguraba que ninguno de los dos pudiera seguirla mientras regresaba a Nantonoya, donde al menos podría tener un momento de paz.
«¡Mira que hablar de las tetas de una chica de esa forma! »Pensaba muy molesta mientras marchaba.
—¿No las conoces? —Repitió con una voz más aguda de la cuenta como una clara burla al médico.
Lo demás que fue murmurando a medida que caminaba era algo totalmente inentendible, pero probablemente fueran una parda de insultos al denominado ”pervertido”.