26/07/2015, 22:12
El rubio tenía su plan, y conforme éste sucedía, no parecía haber hueco a fallo alguno. Su oponente giraba y giraba a su alrededor, cercándolo cual tiburón a su presa, observando las acciones del rubio y listo para el ataque. Sin embargo, éste no le dio opción al ojos grises. Se adelantó, y tomó él la iniciativa. Rápido como un rayo, se lanzó en una acometida hacia un falso ojos grises, tras ello pensaba en fintar el golpe y dirigirlo hacia el verdadero, el cual habría de dirigirse justo hacia él. Todo marchaba, pero en un momento dado la situación cambió.
"Mierda..."
Los orbes azules del rubio se dirigieron sin disimulo al que sabía era el verdadero enemigo. Éste había prevenido la acción del rubio o algo similar, saltando hacia el otro extremo del circulo de clones. Antes de que el Yotsuki le dirigiese un golpe, este se había alejado lo suficiente como para evitarlo.
Sin embargo, su acción no quedó tan solo en eso. Justo tras ese salto, la muchedumbre de clones comenzaron a dirigirse hacia el rubio. La intención era descarada, molestarlo lo suficiente como para que el ojos grises tuviese tiempo de emprender otra acción. Lejos de quedarse quieto, el rubio se puso manos a la obra. Debía tomar de nuevo la ventaja del ataque, pues la mejor defensa es un buen ataque. Encaró la dirección en la que había escapado su oponente, y a la misma vez en la que se dirigían todos los clones a su contra. Sin demora, tomó un par de metales, y los lanzó en linea recta hacia el ojos grises... bueno, en concreto hacia el barullo de clones que se dirigían a explotar contra el Yotsuki.
Los metales cortaron el aire, los clones, y todo lo que pillasen a su paso. A una altura media, y sin vacile, un lanzamiento recto y limpio. Al cortar a la mayoría de clones, Zuka vería la posición de su enemigo, al menos por un instante. Lo suficiente como para ver sus intenciones.
— Tsk... he de reconocer que al menos es duro de roer... — Murmuró para sí mismo.
Con la velocidad que le caracterizaba, el rubio alzó de nuevo sus manos, pareciendo retomar una guardia. Sus puños se iluminaron de pronto, tomando en sus manos una encarecida carga de inconfundible electricidad. Su sonrisa se pronunció, y sus orbes se clavaron mas profundamente en su oponente. Sin motivo aparente, el rubio cerró de nuevo el ojo derecho.
"Espero que ésto funcione... sabiendo aproximadamente cómo está actuando... no me extrañaría que picase en ésto..."
Con calma, el chico esperó al momento oportuno. Aprovecharía las distancias para asestarle a su enemigo una potente descarga. Bueno, quien dice potente dice una simple descarga... Lo suficiente para pegarle un buen susto a su rival. Tan solo esperaba al momento oportuno para dar a relucir su estrategia... un solo fallo por parte de su oponente y el combate terminaría ahí mismo, si es que no acababa con éste chispazo.
"Mierda..."
Los orbes azules del rubio se dirigieron sin disimulo al que sabía era el verdadero enemigo. Éste había prevenido la acción del rubio o algo similar, saltando hacia el otro extremo del circulo de clones. Antes de que el Yotsuki le dirigiese un golpe, este se había alejado lo suficiente como para evitarlo.
Sin embargo, su acción no quedó tan solo en eso. Justo tras ese salto, la muchedumbre de clones comenzaron a dirigirse hacia el rubio. La intención era descarada, molestarlo lo suficiente como para que el ojos grises tuviese tiempo de emprender otra acción. Lejos de quedarse quieto, el rubio se puso manos a la obra. Debía tomar de nuevo la ventaja del ataque, pues la mejor defensa es un buen ataque. Encaró la dirección en la que había escapado su oponente, y a la misma vez en la que se dirigían todos los clones a su contra. Sin demora, tomó un par de metales, y los lanzó en linea recta hacia el ojos grises... bueno, en concreto hacia el barullo de clones que se dirigían a explotar contra el Yotsuki.
Los metales cortaron el aire, los clones, y todo lo que pillasen a su paso. A una altura media, y sin vacile, un lanzamiento recto y limpio. Al cortar a la mayoría de clones, Zuka vería la posición de su enemigo, al menos por un instante. Lo suficiente como para ver sus intenciones.
— Tsk... he de reconocer que al menos es duro de roer... — Murmuró para sí mismo.
Con la velocidad que le caracterizaba, el rubio alzó de nuevo sus manos, pareciendo retomar una guardia. Sus puños se iluminaron de pronto, tomando en sus manos una encarecida carga de inconfundible electricidad. Su sonrisa se pronunció, y sus orbes se clavaron mas profundamente en su oponente. Sin motivo aparente, el rubio cerró de nuevo el ojo derecho.
"Espero que ésto funcione... sabiendo aproximadamente cómo está actuando... no me extrañaría que picase en ésto..."
Con calma, el chico esperó al momento oportuno. Aprovecharía las distancias para asestarle a su enemigo una potente descarga. Bueno, quien dice potente dice una simple descarga... Lo suficiente para pegarle un buen susto a su rival. Tan solo esperaba al momento oportuno para dar a relucir su estrategia... un solo fallo por parte de su oponente y el combate terminaría ahí mismo, si es que no acababa con éste chispazo.