26/09/2017, 00:28
Por fin tomó su primer vaso de agua. No hubiera tardado mucho en pedir un desatascador si no hubiera echado ese trago.
—Sí, le conozco, se aloja por Nantōnoya como todos los demás de Uzushiogakure —respondió con sinceridad—. Lo que no sé son las horas a las que sale y eso, así que a no ser que te las arregles para aparecerte por allí no sé donde puedas encontrarle —
Nantōnoya... No conocía aquel sitio, pero lo encontraría y entonces haría hablar a Datsue el mirón. Bueno, técnicamente el mirón era su compinche, pero ya nos entendemos.
— Gracias, Koko-chan. Ya me pasaré por allí a verle entonces
Pronto se acabarían los bollos. Muy pronto, más aún a la velocidad que se iban vaciando, pero yo me esperaba a la bomba final. Sabía que allí tenían pasteles y debía guardar un poco de espacio en mi estomago para ellos. Eso fue precisamente lo que hice.
cuando se acabaron, momento en que Koko tomó el último bollo de canela y de la bandeja apareció de nuevo el camarero y depositó una nueva bandeja. Esta iba a ser la última. En ella se podían ver trocitos perfectamente cortados, en forma cuadrada de un pastel de queso y fresa, terno y dulce como pocos con pinchitos de madera para poder saborear aquellos bocaditos sin más manchas.
— Bueno, está es la última bandeja. Un poco de rico pastel, qué aproveche, chicos
Una vez más, se fue por donde vino, cargando con la bandeja vacía.
—Sí, le conozco, se aloja por Nantōnoya como todos los demás de Uzushiogakure —respondió con sinceridad—. Lo que no sé son las horas a las que sale y eso, así que a no ser que te las arregles para aparecerte por allí no sé donde puedas encontrarle —
Nantōnoya... No conocía aquel sitio, pero lo encontraría y entonces haría hablar a Datsue el mirón. Bueno, técnicamente el mirón era su compinche, pero ya nos entendemos.
— Gracias, Koko-chan. Ya me pasaré por allí a verle entonces
Pronto se acabarían los bollos. Muy pronto, más aún a la velocidad que se iban vaciando, pero yo me esperaba a la bomba final. Sabía que allí tenían pasteles y debía guardar un poco de espacio en mi estomago para ellos. Eso fue precisamente lo que hice.
cuando se acabaron, momento en que Koko tomó el último bollo de canela y de la bandeja apareció de nuevo el camarero y depositó una nueva bandeja. Esta iba a ser la última. En ella se podían ver trocitos perfectamente cortados, en forma cuadrada de un pastel de queso y fresa, terno y dulce como pocos con pinchitos de madera para poder saborear aquellos bocaditos sin más manchas.
— Bueno, está es la última bandeja. Un poco de rico pastel, qué aproveche, chicos
Una vez más, se fue por donde vino, cargando con la bandeja vacía.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa