26/09/2017, 16:13
— Vamos, vamos, probemoslo antes de que desaparezca —Dijo el Yotsuki, cosa que le causó gracia a la pecosa.
—De eso ya me encargo yo —respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
Justo después, tomó un trozo de aquel pastel y sin más contemplaciones ni ceremonias, comenzó a devorarlo rápidamente. Cualquiera que llegase a verla en ese preciso instante probablemente pensaría que jamás en su vida había comido algo como aquello, y podía llegar a ser cierto, nunca probó una combinación de dulces con queso así que era novedoso, y no por ello desagradable, por el contrario, le estaba encantando el sabor de aquel postre.
—¡Valió la pena salir de mi cuarto! —Afirmó alegremente mientras se retorcía en la silla tras haber terminado su porción del pastel.
Se mantuvo un buen rato así, principalmente para limpiarse restos de la boca con la lengua. Incluso de haber podido se habría desabrochado el cinturón para tener algo más de espacio, de no ser porque no traía tal cosa.
De todas maneras, el momento de paz poco duró, pues la pecosa luego de un momento de tranquilidad volvió a la carga, tomando una nueva porción del pastel para devorarla con la misma voracidad que el anterior.
—De eso ya me encargo yo —respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
Justo después, tomó un trozo de aquel pastel y sin más contemplaciones ni ceremonias, comenzó a devorarlo rápidamente. Cualquiera que llegase a verla en ese preciso instante probablemente pensaría que jamás en su vida había comido algo como aquello, y podía llegar a ser cierto, nunca probó una combinación de dulces con queso así que era novedoso, y no por ello desagradable, por el contrario, le estaba encantando el sabor de aquel postre.
—¡Valió la pena salir de mi cuarto! —Afirmó alegremente mientras se retorcía en la silla tras haber terminado su porción del pastel.
Se mantuvo un buen rato así, principalmente para limpiarse restos de la boca con la lengua. Incluso de haber podido se habría desabrochado el cinturón para tener algo más de espacio, de no ser porque no traía tal cosa.
De todas maneras, el momento de paz poco duró, pues la pecosa luego de un momento de tranquilidad volvió a la carga, tomando una nueva porción del pastel para devorarla con la misma voracidad que el anterior.