27/07/2015, 16:34
Como cada domingo por la mañana me dirigía al templo de la araña cerca del jardín de los cerezos de la aldea con la idea de ganarme el favor de los arácnidos. Había escuchado historias y leyendas de shinobis formidables que habían logrado establecer pactos de sangre con familias animales, estos se convertían en uno más de esa familia pero a su vez eran bendecidos con técnicas especiales propias de esas familias. Como gran admirador de las arañas, deseaba que algún día pudiese toparme con ellas y aliarme con ellas. Pero no sabía por donde empezar, por ello iba hasta aquel lugar y rezaba con la esperanza de que pudiesen escucharme y complacerme algún día. Seguramente en vano, pero me gustaba tener fe en aquello.
Al bajas las escalinatas de piedra pude ver en el horizonte a un rostro que me resultó familiar, la verdad es que el aspecto que presentaba aquel joven no era muy alentador, así que no podía permitir que un camarada tuviese un mal domingo, debía levantarle el ánimo.
-¡Jurete!- grité, alzando mi mano diestra, agitándola a modo de saludo.
Me fui acercando hacía su posición a paso lento colocando mis manos en los bolsillos de mis pantalones tratando de esbozar una sonrisa.
-¿Qué te trae por aquí?- Pregunté interesándome por el chico
Al bajas las escalinatas de piedra pude ver en el horizonte a un rostro que me resultó familiar, la verdad es que el aspecto que presentaba aquel joven no era muy alentador, así que no podía permitir que un camarada tuviese un mal domingo, debía levantarle el ánimo.
-¡Jurete!- grité, alzando mi mano diestra, agitándola a modo de saludo.
Me fui acercando hacía su posición a paso lento colocando mis manos en los bolsillos de mis pantalones tratando de esbozar una sonrisa.
-¿Qué te trae por aquí?- Pregunté interesándome por el chico
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa