27/07/2015, 21:58
- Bueno, la devolvería, el problema es que no la tengo más en mi poder, la eh vendido a unos piratas en el puerto.- Explico el ninja de Ame a la muchacha que seguía interrogándolo por los hechos sucedidos. Ahora estaban encerrados en una isla por las autoridades del lugar. – Mira lamento haberte involucrado, es que como ninja pensé que acabarías con todos los guardias en un santiamén!.- una sonrisa se le escapo y se puso en un tono burlesco el ninja tratando de romper un poco la tensión del momento que los estaba haciendo pasar.
– Pero bueno, pasemos a lo serio. Tampoco tengo el dinero, lo acabo de repartir entre la escuela, el orfanato y el hospital del lugar. Me pareció un poco injusto que teniendo tantos “tesoros” el resto del poblado estuviera en tan mal estado. – Acabo la oración Ichiro justificando sus hechos. –Pero no te preocupes, ahora me entregare, así te dejaran en paz.
El shinobi comenzó a desmaterializarse lentamente del agua para terminar tomando su forma original humana otra vez, giro su cabeza hacia donde estaba el seguridad vigilándolos intentando formar un cruce de miradas para que supiera que estaba ahí, y luego dio un paso para sentarse un poco echado hacia atrás en el mismo banco donde se encontraba Eri. Al estar un poco más cómodo soltó una bocanada de aire de un suspiro profundo, al parecer, estar en ese estado le consumía bastante chakra comparado con las reservas que tenía por ser un gennin.
El guardia al ver con sorpresa que el fugitivo había aparecido no espero ni un segundo en avisarle a sus compañeros.- Esta aquí en la plaza!. Alertaba al resto usando su intercomunicador. El sentinela comenzó a descender de manera rápida aunque cauteloso hacia la posición donde se encontraban los jóvenes, tanto se sintió amenazado que saco un par de Sai que tenía guardados en su cintura por si alguno intentaba atacarlos, no descartaba que alguno de los dos estuviera armado, aparte de la espada que se habían robado. – Deténganse están bajo arresto. Exclamo, aunque todavía estaba a una distancia bastante de 10 metros. No quería sorpresas de ningún tipo.
La tarde se iba y la mayoría de los habitantes comenzaban a encender las lámparas y antorchas que tenían fuera de sus casas para así recibir la noche y poder seguir iluminados. Los gritos y el movimiento de guardias acaparo la atención de todos, ya que siempre había sido un lugar bastante tranquilo.
-Está bien, está bien, tranquilo.
Dijo Ichiro mientras se paraba y abandonaba el minuto de paz que había logrado obtener al sentarse en el banco. Luego de desperezarse un poco llevo las manos a la cabeza lentamente, mientras se quedó viendo con cara de despreocupación al guardia. Al parecer estaba bastante tranquilo, aunque no quería ser atrapado, tenía que lograr que dejaran de molestar a su compañera. Quizás podía llegar a un trato con ellos, aunque con sus habilidades era más probable que escapara de nuevo. El problema no era ese, era conseguir un trasporte en el puerto para intentar volver a su ciudad natal, luego de tristemente no encontrar allí lo que estaba buscando de verdad.
– Pero bueno, pasemos a lo serio. Tampoco tengo el dinero, lo acabo de repartir entre la escuela, el orfanato y el hospital del lugar. Me pareció un poco injusto que teniendo tantos “tesoros” el resto del poblado estuviera en tan mal estado. – Acabo la oración Ichiro justificando sus hechos. –Pero no te preocupes, ahora me entregare, así te dejaran en paz.
El shinobi comenzó a desmaterializarse lentamente del agua para terminar tomando su forma original humana otra vez, giro su cabeza hacia donde estaba el seguridad vigilándolos intentando formar un cruce de miradas para que supiera que estaba ahí, y luego dio un paso para sentarse un poco echado hacia atrás en el mismo banco donde se encontraba Eri. Al estar un poco más cómodo soltó una bocanada de aire de un suspiro profundo, al parecer, estar en ese estado le consumía bastante chakra comparado con las reservas que tenía por ser un gennin.
El guardia al ver con sorpresa que el fugitivo había aparecido no espero ni un segundo en avisarle a sus compañeros.- Esta aquí en la plaza!. Alertaba al resto usando su intercomunicador. El sentinela comenzó a descender de manera rápida aunque cauteloso hacia la posición donde se encontraban los jóvenes, tanto se sintió amenazado que saco un par de Sai que tenía guardados en su cintura por si alguno intentaba atacarlos, no descartaba que alguno de los dos estuviera armado, aparte de la espada que se habían robado. – Deténganse están bajo arresto. Exclamo, aunque todavía estaba a una distancia bastante de 10 metros. No quería sorpresas de ningún tipo.
La tarde se iba y la mayoría de los habitantes comenzaban a encender las lámparas y antorchas que tenían fuera de sus casas para así recibir la noche y poder seguir iluminados. Los gritos y el movimiento de guardias acaparo la atención de todos, ya que siempre había sido un lugar bastante tranquilo.
-Está bien, está bien, tranquilo.
Dijo Ichiro mientras se paraba y abandonaba el minuto de paz que había logrado obtener al sentarse en el banco. Luego de desperezarse un poco llevo las manos a la cabeza lentamente, mientras se quedó viendo con cara de despreocupación al guardia. Al parecer estaba bastante tranquilo, aunque no quería ser atrapado, tenía que lograr que dejaran de molestar a su compañera. Quizás podía llegar a un trato con ellos, aunque con sus habilidades era más probable que escapara de nuevo. El problema no era ese, era conseguir un trasporte en el puerto para intentar volver a su ciudad natal, luego de tristemente no encontrar allí lo que estaba buscando de verdad.