28/09/2017, 18:56
Al entrar por la puerta, Juro podría discernir con facilidad quien estaba tras el mostrador. Era tan temprano que apenas había gente en el edificio más allá de los trabajadores habituales, y ni eso porque muchos estaban aún desayunando aprovechando que aún faltaban unas horas para el momento critico en el que empieza a moverse el papeleo y se llena de gente hasta los topes.
El anciano con más músculos que Juro pelo se encontraba apaciblemente sorbiendo de una taza de ceramica de la que el genin solo podía apreciar el vaporcillo que desprendía el liquido caliente.
— Buenos días. Soy Eikyu Juro, genin de la aldea. Vengo a solicitar una misión de Rango D.
— Juro-san, de verdad, eres más cabezota que yo. Si viniste hace unos días a por una misión, ¿cómo quieres que no te reconozca? Aunque con ese cuerpecillo...
El secretario se levantó, haciendo que a Juro se le erizasen hasta los pelos de los dedos del pie. Entonces salió de detrás del mostrador y se acercó a Juro, y ahí sí que se notaría presionado. Acercó su mano abierta al pecho del genin y le dio un manotazo que casi lo desmonta a pesar de que parecía no estar esforzandose demasiado.
— Lo que me imaginaba, tanta misión de rango D y os pensais que podeis dejar de entrenar. Te voy a dar una misión que no vas a olvidar.
A pesar del tono neutro en que lo había dicho, eso sonaba exactamente igual que si le hubiera dicho que le iba a dar una paliza. Se metió de nuevo tras el mostrador y sacó un pergamino de un cajón diferente al de la última vez, garabateó algo y se lo pasó a Juro.
— Esta fue mi primera misión, que tiempos aquellos. Animo, Juro-san.