4/10/2017, 11:23
Como un niño que se hace la mochila para irse de casas, Juro cogió una bolsa de patatas. unas galletas y una botella de agua. Igual le faltaron las chuches y su peluche favorito, pero por suerte no tenía que sobrevivir a la intemperie.
Desde el tejado atisbó el final de su villa, más o menos en todas las direcciones, y si no se veia el final se intuia porque desaparecían las casas. Sin embargo, Juro inició el camino hacia la zona donde estaba seguro que empezaba la zanja.
Entonces bajó a la calle, donde se perdería casi seguro, y fue en la dirección de la zanja, que no tenía una calle recta si no una maraña de calles que no se sabía muy bien a donde iban. Acabó por entrar por su calle por el sitio contrario al que había salido. Igual debería plantearse desplazarse por los tejados como si fuera un ninja y así no pierde de vista la zanja.
Desde el tejado atisbó el final de su villa, más o menos en todas las direcciones, y si no se veia el final se intuia porque desaparecían las casas. Sin embargo, Juro inició el camino hacia la zona donde estaba seguro que empezaba la zanja.
Entonces bajó a la calle, donde se perdería casi seguro, y fue en la dirección de la zanja, que no tenía una calle recta si no una maraña de calles que no se sabía muy bien a donde iban. Acabó por entrar por su calle por el sitio contrario al que había salido. Igual debería plantearse desplazarse por los tejados como si fuera un ninja y así no pierde de vista la zanja.