4/10/2017, 17:15
Una vez descubierto el secreto shinobi de saltar de techo en techo, Juro no tuvo problema en desplazarse hasta el borde de la villa, allí donde el ya conocido camino de tierra se encontraba de bruces con la zanja que delimitaba el lugar. Ahora solo se trataba de correr, de nuevo.
Llevaba cinco vueltas, vamos, que ya casi tenía seis y de seis a cien había nada, noventa y cuatro.
Llevaba cinco vueltas, vamos, que ya casi tenía seis y de seis a cien había nada, noventa y cuatro.