16/10/2017, 06:27
Al final, no había buenos motivos para que aquellas dos chicas siguieran allí, cogiendo algo de frío y estando paradas fuera cuando podrían estar bien cómodas dentro del departamento así que luego de una señal de Koko dirigida a Hideo, ambas rubias se metieron al departamento y cerraron la puerta, aunque no con llave ni similares.
El mastodonte por su parte suspiró pesadamente y se llevó una mano a la sien. Obviamente no se había tragado la mitad del discurso de Datsue.
—Estas son las cosas que tienen a media familia dudando de ti, las mentiras, estoy intentando hablar en buenos términos contigo y me vienes con un discurso ensayado, quiero decir, se nota a leguas que ese no es tu vocabulario habitual. Puede que sea porque estás delante de un shinobi superior a ti en rango pero… ¿Qué ganas en este preciso momento mintiéndome? —a pesar de ser consciente de que le habían mentido, no se mostraba enojado, más bien dolido porque no le tomaban en serio.
Algo curioso de aquel hombre, era que siempre prefirió ser tratado como a un igual que como a un superior, siempre y cuando no se aprovechen de la confianza ciega que deposita en sus compañeros y por encima de todo, sigue siendo alguien muy humano, a pesar de ser un Sakamoto y haber sido criado como el resto bajo la ideología de supremacía, él era humilde y se preocupa muchísimo más por mantener buenas relaciones con tantos compañeros como le sea posible que por seguir los ideales del clan.
Por eso le dolía más que lo que molestaba que aquel Uchiha le mintiese en la cara de semejante manera.
—A ver… Conozco una versión de los hechos sobre lo que te pasó con Noemi, sé que le lanzaste la roca a ella y que le diste en la nuca. Lo que no sé es por qué intentaste manchar su nombre con aquella revista, ¿por qué? ¿Qué pasó el día que le arrojaste la piedra? ¿Tanto te molestó como para que quisieras manchar su reputación? —Con aquellas preguntas, si algo podía sacar Datsue, era que el grandote no estaba al tanto de algo ocurrido poco después de la muerte de Haskoz, durante una noche de borrachera de una de sus hermanas.
—Respecto de la estafa a tus compañeros, intentaste meter en una apuesta bastante extraña a mi hermana en el valle de los dojos, y las apuestas son algo que nosotros los Sakamoto no contemplamos sin importar las circunstancias. Pero da igual, la revista es algo que me dolió bastante, ¿sabes? Fue casi como un golpe indirecto hacia mí, de parte de alguien a quien ni siquiera le vi la cara —mientras hablaba, el hombre rebuscó entre sus bolsillos hasta que dio con un pergamino, uno el cual extendió y del cual con algo de chakra logró extraer algo—. Simplemente no entiendo cómo se te pudo ocurrir hacer algo así, así te hayas arrepentido, ¿por qué mostrarle a todo el mundo un momento íntimo entre dos compañeros? Yo es que no lo entiendo para nada.
Al terminar de hablar, al fin mostró a Datsue lo que había sacado del pergamino. La revista, aquella que pasó por debajo de la puerta de Koko y que había llegado a sus manos de alguna manera. ¿Cómo? A estas alturas solo se podía sacar una sola conclusión.
El mastodonte por su parte suspiró pesadamente y se llevó una mano a la sien. Obviamente no se había tragado la mitad del discurso de Datsue.
—Estas son las cosas que tienen a media familia dudando de ti, las mentiras, estoy intentando hablar en buenos términos contigo y me vienes con un discurso ensayado, quiero decir, se nota a leguas que ese no es tu vocabulario habitual. Puede que sea porque estás delante de un shinobi superior a ti en rango pero… ¿Qué ganas en este preciso momento mintiéndome? —a pesar de ser consciente de que le habían mentido, no se mostraba enojado, más bien dolido porque no le tomaban en serio.
Algo curioso de aquel hombre, era que siempre prefirió ser tratado como a un igual que como a un superior, siempre y cuando no se aprovechen de la confianza ciega que deposita en sus compañeros y por encima de todo, sigue siendo alguien muy humano, a pesar de ser un Sakamoto y haber sido criado como el resto bajo la ideología de supremacía, él era humilde y se preocupa muchísimo más por mantener buenas relaciones con tantos compañeros como le sea posible que por seguir los ideales del clan.
Por eso le dolía más que lo que molestaba que aquel Uchiha le mintiese en la cara de semejante manera.
—A ver… Conozco una versión de los hechos sobre lo que te pasó con Noemi, sé que le lanzaste la roca a ella y que le diste en la nuca. Lo que no sé es por qué intentaste manchar su nombre con aquella revista, ¿por qué? ¿Qué pasó el día que le arrojaste la piedra? ¿Tanto te molestó como para que quisieras manchar su reputación? —Con aquellas preguntas, si algo podía sacar Datsue, era que el grandote no estaba al tanto de algo ocurrido poco después de la muerte de Haskoz, durante una noche de borrachera de una de sus hermanas.
—Respecto de la estafa a tus compañeros, intentaste meter en una apuesta bastante extraña a mi hermana en el valle de los dojos, y las apuestas son algo que nosotros los Sakamoto no contemplamos sin importar las circunstancias. Pero da igual, la revista es algo que me dolió bastante, ¿sabes? Fue casi como un golpe indirecto hacia mí, de parte de alguien a quien ni siquiera le vi la cara —mientras hablaba, el hombre rebuscó entre sus bolsillos hasta que dio con un pergamino, uno el cual extendió y del cual con algo de chakra logró extraer algo—. Simplemente no entiendo cómo se te pudo ocurrir hacer algo así, así te hayas arrepentido, ¿por qué mostrarle a todo el mundo un momento íntimo entre dos compañeros? Yo es que no lo entiendo para nada.
Al terminar de hablar, al fin mostró a Datsue lo que había sacado del pergamino. La revista, aquella que pasó por debajo de la puerta de Koko y que había llegado a sus manos de alguna manera. ¿Cómo? A estas alturas solo se podía sacar una sola conclusión.