16/10/2017, 21:01
Hideo le pidió un favor: que hablase como si estuviera con un colega. Una petición complicada, porque por mucho que algunos superiores querían que les tratasen como un igual, simplemente no lo eran. Y no lo eran porque en el momento que te pasases de la raya, sabías que recibirías un castigo. De todas formas, hizo un esfuerzo para acercarse lo máximo posible a su pedido.
Sin embargo, Hideo rechazó su propuesta de tomar un té.
—Me temo que no será posible, Uchiha Datsue —respondió—. Quiero que me expliques absolutamente todo ahora mismo.
¿Cómo quería que le explicase absolutamente todo, si no le decía en que creía le había mentido? ¿Cómo empezar a explicar una historia, si previamente ya no te creían? Datsue hubiese visto mejor aclarar aquella parte primero, para después, habiéndose ganado su confianza, relatarle el resto. Pero Hideo no parecía por la labor. Tuvo que contener la lengua para no insistir sobre el tema.
—Nunca me gustó el suspenso. O tal vez podría encerrarte en el departamento con mis hermanas, seguramente estarán como fieras enjauladas ahora mismo, si es que me entiendes.
Lo cierto es que no le entendía. O en parte sí. Pero seguramente, no de la forma en la que el jōnin pretendía. Carraspeó. Mejor no responderle a eso.
—Pues todo empezó una noche en el Jardín de los Cerezos —dijo, tratando de tutearle y emplear su lenguaje cotidiano—. Allí me encontré a Noemi… borracha. —¿Querían que le explicasen absolutamente todo? Pues Datsue pensaba contentarle—. Muy borracha. Tanto que se había vomitado encima y estaba tirada en el suelo. Traté de acompañarla a su casa, pero se negaba. Entonces empezó a llover. Una tormenta como pocas veces había visto por aquella época, y decidí cargármela a la espalda. Le pedí que me indicase su dirección, pero seguía empecinada en no decírmela. Así que hice lo único que se me ocurrió: llevarla a mi casa. Me crucé media Villa con ella a las espaldas. La metí en casa. Le dejé ropa limpia y seca en el cuarto de baño para que se cambiase, y la llevé a mi cama para que durmiese. Pero ella no soltó su abrazo sobre mí. No quería lastimarla para soltarme, así que tras varios intentos infructuosos me quedé allí con ella, quedándome finalmente dormido también.
»A la mañana siguiente —continuó Datsue, que ya había cogido carrerilla—, intercambiamos unas breves palabras. Le ofrecí desayunar, pero se fue, sin siquiera despedirse, con mi ropa puesta. Días más tarde —se llevó una mano al mentón—, o quizá un par de semanas, ya no lo recuerdo, me la encontré en las montañas del País de la Tierra. Le dije que todavía no me había agradecido por la ayuda que le había brindado. Fue más una pequeña broma, para romper el hielo, que por otra cosa. Entonces —dijo, y no pudo evitar que su voz se crispase levemente—, me acusó de… de haberme aprovechado de ella. Ya sabe, de haberlo hecho. —Por mucho que le hubiese pedido que le hablase como un igual, a Datsue le costaba decir la palabra follar a un superior. Y menos al hermano de con quién presuntamente se había acostado—. Lo negué. Ella me gritó. Yo le grité. Nos insultamos. Me llamó enfermo. Y ahí... después todo lo que tuve que soportar aquella noche… que aun por encima me llamase aquello... Perdí los nervios. Perdí los nervios y le lancé una piedra.
»Pero aquel suceso me siguió atormentando. ¿Me habría Noemi acusado frente a otros? ¿Había ido con aquella mentira a su familia, o amigos? ¿Me habría tachado de violador? Con una acusación así, quedas manchado de por vida. Por mucho que luego demuestres tu inocencia. Así que cuando llegó a mis manos esa fotografía… Bueno, yo ya planeaba hacer una revista igualmente, y vi la oportunidad perfecta para vengarme. Ella me manchaba mi imagen, yo la suya. Ojo por ojo. Eso fue lo que pasó.
Suspiró. Se había desahogado por completo, y de pronto se sentía mucho mejor. Más… liberado. Entonces cayó en la cuenta de que quizá se había sobrepasado con tanta… sinceridad, y un escalofrío recorrió su espina dorsal. «Menos mal que me sellé esa técnica… Como pase algo la activo y a correr como un desgraciado.»
Sin embargo, Hideo rechazó su propuesta de tomar un té.
—Me temo que no será posible, Uchiha Datsue —respondió—. Quiero que me expliques absolutamente todo ahora mismo.
¿Cómo quería que le explicase absolutamente todo, si no le decía en que creía le había mentido? ¿Cómo empezar a explicar una historia, si previamente ya no te creían? Datsue hubiese visto mejor aclarar aquella parte primero, para después, habiéndose ganado su confianza, relatarle el resto. Pero Hideo no parecía por la labor. Tuvo que contener la lengua para no insistir sobre el tema.
—Nunca me gustó el suspenso. O tal vez podría encerrarte en el departamento con mis hermanas, seguramente estarán como fieras enjauladas ahora mismo, si es que me entiendes.
Lo cierto es que no le entendía. O en parte sí. Pero seguramente, no de la forma en la que el jōnin pretendía. Carraspeó. Mejor no responderle a eso.
—Pues todo empezó una noche en el Jardín de los Cerezos —dijo, tratando de tutearle y emplear su lenguaje cotidiano—. Allí me encontré a Noemi… borracha. —¿Querían que le explicasen absolutamente todo? Pues Datsue pensaba contentarle—. Muy borracha. Tanto que se había vomitado encima y estaba tirada en el suelo. Traté de acompañarla a su casa, pero se negaba. Entonces empezó a llover. Una tormenta como pocas veces había visto por aquella época, y decidí cargármela a la espalda. Le pedí que me indicase su dirección, pero seguía empecinada en no decírmela. Así que hice lo único que se me ocurrió: llevarla a mi casa. Me crucé media Villa con ella a las espaldas. La metí en casa. Le dejé ropa limpia y seca en el cuarto de baño para que se cambiase, y la llevé a mi cama para que durmiese. Pero ella no soltó su abrazo sobre mí. No quería lastimarla para soltarme, así que tras varios intentos infructuosos me quedé allí con ella, quedándome finalmente dormido también.
»A la mañana siguiente —continuó Datsue, que ya había cogido carrerilla—, intercambiamos unas breves palabras. Le ofrecí desayunar, pero se fue, sin siquiera despedirse, con mi ropa puesta. Días más tarde —se llevó una mano al mentón—, o quizá un par de semanas, ya no lo recuerdo, me la encontré en las montañas del País de la Tierra. Le dije que todavía no me había agradecido por la ayuda que le había brindado. Fue más una pequeña broma, para romper el hielo, que por otra cosa. Entonces —dijo, y no pudo evitar que su voz se crispase levemente—, me acusó de… de haberme aprovechado de ella. Ya sabe, de haberlo hecho. —Por mucho que le hubiese pedido que le hablase como un igual, a Datsue le costaba decir la palabra follar a un superior. Y menos al hermano de con quién presuntamente se había acostado—. Lo negué. Ella me gritó. Yo le grité. Nos insultamos. Me llamó enfermo. Y ahí... después todo lo que tuve que soportar aquella noche… que aun por encima me llamase aquello... Perdí los nervios. Perdí los nervios y le lancé una piedra.
»Pero aquel suceso me siguió atormentando. ¿Me habría Noemi acusado frente a otros? ¿Había ido con aquella mentira a su familia, o amigos? ¿Me habría tachado de violador? Con una acusación así, quedas manchado de por vida. Por mucho que luego demuestres tu inocencia. Así que cuando llegó a mis manos esa fotografía… Bueno, yo ya planeaba hacer una revista igualmente, y vi la oportunidad perfecta para vengarme. Ella me manchaba mi imagen, yo la suya. Ojo por ojo. Eso fue lo que pasó.
Suspiró. Se había desahogado por completo, y de pronto se sentía mucho mejor. Más… liberado. Entonces cayó en la cuenta de que quizá se había sobrepasado con tanta… sinceridad, y un escalofrío recorrió su espina dorsal. «Menos mal que me sellé esa técnica… Como pase algo la activo y a correr como un desgraciado.»
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado