16/10/2017, 22:37
La duda en Datsue era clara, pero por lo visto el carismático jounin logró convencerle y no pudo contener la alegría, o bueno, hasta cierto punto lo hizo ya que se conformó con tomarlo con firmeza por los hombros.
—¡Así se habla! —Le felicitó antes de girarse hacia el departamento—. No tengas miedo, no va a pasarte nada —aseguró antes de abrir la puerta y obligar a Datsue a entrar primero.
Para encontrarse con las dos kunoichis con varias manchas de crema batida por el rostro y parte del cuerpo, pues habían estado cortando frutas a las que pensaron tirar la crema encima.
Ambas se voltearon a mirar la puerta, en un principio la expresión de ambas denotaba alegría, pero ni bien distinguieron al Uchiha la expresión de las dos cambió.
—¿Cuál es el chiste? —Preguntó la malhumorada Sakamoto.
Koko no dijo nada, pero su mirada parecía sugerir que pensaba igual que su hermana.
—Vamos a hablar, los cuatro, como la gente civilizada que somos, sin insultarnos ni tirarnos con los platos —afirmó el mastodonte que mantenía su alegre semblante mientras cerraba la puerta detrás suyo, imposibilitando cualquier vía de escape para el shinobi—. ¿Tienes tu habitación ordenada, Koko?
Ante tal pregunta, la pecosa soltó un leve gruñido y se dirigió al fondo del pasillo para dar con la habitación, revisó vagamente por si no se había dejado nada fuera de lugar y luego les hizo una seña a los demás para que se acercasen.
Hideo ayudó a Noemi a llegar hasta la única cama allí presente, Koko se sentó a un lado de ella y el mayor se llevó las únicas dos sillas presentes en todo el departamento para dejarlas directamente enfrentadas con las hermanas. Luego tomó asiento en una y esperó pacientemente a que Datsue hiciera lo propio con la otra silla que se hallaba a su derecha.
—¡Así se habla! —Le felicitó antes de girarse hacia el departamento—. No tengas miedo, no va a pasarte nada —aseguró antes de abrir la puerta y obligar a Datsue a entrar primero.
Para encontrarse con las dos kunoichis con varias manchas de crema batida por el rostro y parte del cuerpo, pues habían estado cortando frutas a las que pensaron tirar la crema encima.
Ambas se voltearon a mirar la puerta, en un principio la expresión de ambas denotaba alegría, pero ni bien distinguieron al Uchiha la expresión de las dos cambió.
—¿Cuál es el chiste? —Preguntó la malhumorada Sakamoto.
Koko no dijo nada, pero su mirada parecía sugerir que pensaba igual que su hermana.
—Vamos a hablar, los cuatro, como la gente civilizada que somos, sin insultarnos ni tirarnos con los platos —afirmó el mastodonte que mantenía su alegre semblante mientras cerraba la puerta detrás suyo, imposibilitando cualquier vía de escape para el shinobi—. ¿Tienes tu habitación ordenada, Koko?
Ante tal pregunta, la pecosa soltó un leve gruñido y se dirigió al fondo del pasillo para dar con la habitación, revisó vagamente por si no se había dejado nada fuera de lugar y luego les hizo una seña a los demás para que se acercasen.
Hideo ayudó a Noemi a llegar hasta la única cama allí presente, Koko se sentó a un lado de ella y el mayor se llevó las únicas dos sillas presentes en todo el departamento para dejarlas directamente enfrentadas con las hermanas. Luego tomó asiento en una y esperó pacientemente a que Datsue hiciera lo propio con la otra silla que se hallaba a su derecha.