17/10/2017, 02:17
—Olvidé decir que tampoco me gustan los adornos en los relatos —dijo el mayor rascándose detrás de la oreja.
A pesar de esa leve molestia, el hombre había escuchado todo lo que el Uchiha dijo, aunque Koko primero agregaría algo.
—Es cierto que te lancé un cocodrilo pero incluso sin que te movieras hubiese fallado, estábamos a diez metros el uno del otro cuando lo hice y tenías tiempo de sobra para esquivarlo. Tú en cambio me reventaste el clon a distancia cero, que, cómo dije antes, supuse que se sobreentendía que no quería explosiones de por medio que son mucho más dañinas que un poco de fuego o electricidad, digo, podrías haberme volado los dedos con eso —le espetó, muy segura de llevar la razón en ese caso—. Y si pretendías motivarme no hubieses metido a Akame, lo que hiciste fue hurgar más profundo en la herida.
Habló con absoluta sinceridad, eso era lo que la había molestado, eso era lo que la había llevado a arremeter contra el Uchiha. Después de todo, luego de aquella frase en particular, la chica había hecho oído sordo a todo lo siguiente, simplemente le atacó y poco más.
—Vale… Suficiente con eso o se terminan matando, de nuevo —dijo finalmente el mayor, pretendiendo evitar un nuevo conflicto—. Se aclararon mal las cosas en un principio, y ante la falta de explicaciones Datsue aprovechó sus técnicas, está bien. El problema aquí es… —Se quedó callado, levantó la mirada y fijó sus ojos en los bi-color de la Kageyama—. Tu autoestima.
Con esa frase el mastodonte se puso de pie, se giró y caminó un par de pasos en dirección a la puerta de la habitación.
—Ven conmigo, Koko —le indicó a la ahora atemorizada kunoichi.
La susodicha tragó saliva, su cuerpo comenzó a temblarle y la piel se le puso de gallina. Le caería un castigo, eso lo sabía, pero al menos sería fuera de la vista de los otros dos así que… Queriendo evitar enojar más a su hermano, se puso de pie y caminó cabizbaja siguiendo al mayor. A simple vista parecía una especie de cordero caminando al matadero.
Una vez que aquellos dos salieron de la habitación, Noemi guardó silencio por un instante por si lograba escuchar algo, pero no, probablemente habrían salido del departamento o algo similar. Pero no iban a escuchar nada así se callasen.
Siendo así, y que no podría evitar por más tiempo al Uchiha que tenía delante, la rubia suspiró pesadamente y evitando el contacto visual se armó de valor.
—Lamento el mal entendido —le dijo en un tono algo bajo, se la veía también dolida al verse obligada a tragarse el orgullo—. Si te sirve de algo, solo le conté lo de ese día a Koko, nadie en todo clan sabe de aquello —concluyó con absoluta sinceridad.
Ante los nervios, dejó salir aquella manía suya. Tomó unos mechones de su cabello y comenzó a jugar con ellos en silencio con su única mano. Se esperaba una respuesta bastante desagradable de parte del Uchiha y no le podría culpar. Pero si él la miraba con algo de atención se daría cuenta de que estaba hecha un matojo de nervios.
A pesar de esa leve molestia, el hombre había escuchado todo lo que el Uchiha dijo, aunque Koko primero agregaría algo.
—Es cierto que te lancé un cocodrilo pero incluso sin que te movieras hubiese fallado, estábamos a diez metros el uno del otro cuando lo hice y tenías tiempo de sobra para esquivarlo. Tú en cambio me reventaste el clon a distancia cero, que, cómo dije antes, supuse que se sobreentendía que no quería explosiones de por medio que son mucho más dañinas que un poco de fuego o electricidad, digo, podrías haberme volado los dedos con eso —le espetó, muy segura de llevar la razón en ese caso—. Y si pretendías motivarme no hubieses metido a Akame, lo que hiciste fue hurgar más profundo en la herida.
Habló con absoluta sinceridad, eso era lo que la había molestado, eso era lo que la había llevado a arremeter contra el Uchiha. Después de todo, luego de aquella frase en particular, la chica había hecho oído sordo a todo lo siguiente, simplemente le atacó y poco más.
—Vale… Suficiente con eso o se terminan matando, de nuevo —dijo finalmente el mayor, pretendiendo evitar un nuevo conflicto—. Se aclararon mal las cosas en un principio, y ante la falta de explicaciones Datsue aprovechó sus técnicas, está bien. El problema aquí es… —Se quedó callado, levantó la mirada y fijó sus ojos en los bi-color de la Kageyama—. Tu autoestima.
Con esa frase el mastodonte se puso de pie, se giró y caminó un par de pasos en dirección a la puerta de la habitación.
—Ven conmigo, Koko —le indicó a la ahora atemorizada kunoichi.
La susodicha tragó saliva, su cuerpo comenzó a temblarle y la piel se le puso de gallina. Le caería un castigo, eso lo sabía, pero al menos sería fuera de la vista de los otros dos así que… Queriendo evitar enojar más a su hermano, se puso de pie y caminó cabizbaja siguiendo al mayor. A simple vista parecía una especie de cordero caminando al matadero.
Una vez que aquellos dos salieron de la habitación, Noemi guardó silencio por un instante por si lograba escuchar algo, pero no, probablemente habrían salido del departamento o algo similar. Pero no iban a escuchar nada así se callasen.
Siendo así, y que no podría evitar por más tiempo al Uchiha que tenía delante, la rubia suspiró pesadamente y evitando el contacto visual se armó de valor.
—Lamento el mal entendido —le dijo en un tono algo bajo, se la veía también dolida al verse obligada a tragarse el orgullo—. Si te sirve de algo, solo le conté lo de ese día a Koko, nadie en todo clan sabe de aquello —concluyó con absoluta sinceridad.
Ante los nervios, dejó salir aquella manía suya. Tomó unos mechones de su cabello y comenzó a jugar con ellos en silencio con su única mano. Se esperaba una respuesta bastante desagradable de parte del Uchiha y no le podría culpar. Pero si él la miraba con algo de atención se daría cuenta de que estaba hecha un matojo de nervios.