18/10/2017, 07:12
La rubia iba a levantarse ni bien el Uchiha se diera la vuelta, pero este optó por cargarla a modo de princesa, cosa que no le desagradaba. Sencillamente se dejó hacer, tratando de mantener los músculos relajados para no serle un peso muerto y…
—¿Soy yo que he ganado en fuerza o has adelgazado? —preguntó el shinobi, parecía una especie de broma de muy mal gusto.
La expresión de la Sakamoto se tornó fría, le miró fijamente y alzó el brazo cortado, dejándole en claro que más que adelgazar, había perdido un par de trozos importantes de su cuerpo. En otras palabras, si era mucho más ligera que antes era porque ya no tenía media pierna y tampoco parte de un brazo.
Koko también había logrado escuchar desde la habitación, y en consecuencia su rostro también cambió por el de alguien dispuesto a saltarle a la yugular al primero que se le cruce pero seguía debajo de las sábanas. Milagrosamente dejó de sollozar.
Datsue y Noemi ya habían llegado a la cocina y al fin la chica iba a poder pararse una vez más. Se ayudó con la mesada en lugar del chico, así que probablemente sería mejor que diera indicaciones de lo que hacer, o podría haberle dicho todo a él en lugar de estorbar de más.
—En el mueble de ahí atrás —Noemi hizo una pequeña pausa para señalar un mueble que se encontraba a un paso de la ubicación del Uchiha—. Hay unos tazones, tráelos —indicó antes de buscar la forma de apoyarse contra la mesada de modo que pudiera liberar su brazo bueno.
—¿Soy yo que he ganado en fuerza o has adelgazado? —preguntó el shinobi, parecía una especie de broma de muy mal gusto.
La expresión de la Sakamoto se tornó fría, le miró fijamente y alzó el brazo cortado, dejándole en claro que más que adelgazar, había perdido un par de trozos importantes de su cuerpo. En otras palabras, si era mucho más ligera que antes era porque ya no tenía media pierna y tampoco parte de un brazo.
Koko también había logrado escuchar desde la habitación, y en consecuencia su rostro también cambió por el de alguien dispuesto a saltarle a la yugular al primero que se le cruce pero seguía debajo de las sábanas. Milagrosamente dejó de sollozar.
Datsue y Noemi ya habían llegado a la cocina y al fin la chica iba a poder pararse una vez más. Se ayudó con la mesada en lugar del chico, así que probablemente sería mejor que diera indicaciones de lo que hacer, o podría haberle dicho todo a él en lugar de estorbar de más.
—En el mueble de ahí atrás —Noemi hizo una pequeña pausa para señalar un mueble que se encontraba a un paso de la ubicación del Uchiha—. Hay unos tazones, tráelos —indicó antes de buscar la forma de apoyarse contra la mesada de modo que pudiera liberar su brazo bueno.