20/10/2017, 06:18
Noemi gozaba de menos experiencia que su propia hermana, así que no podía hacer absolutamente nada para aportar a aquel acto que estaban llevando a cabo con el Uchiha. En su lugar sencillamente se dejaba hacer y soltaba alguno que otro gemido a medida que su respiración se iba alterando y la temperatura de su cuerpo aumentaba gradualmente.
En cuanto el contrario entró en contacto directo con la entrepierna de la rubia, esta supuso que iba a intentar estimularla de forma manual, pero se llevó una sorpresa y es que en ese preciso momento, como si se hubiese quemado, el shinobi se separó de ella, dándole un buen susto que pronto se transformaría ya que solo lo había hecho para quitarse la camisa y el pantalón, incluso bajarse la ropa interior y revelar al fin, aquel bulto que se escondía allí adentro.
Tenía que aceptarlo, las medidas de lo que estaba sintiendo contra sí —ahora que se encontraban ambas intimidades desnudas— resultaba un tanto intimidante para ella al ser bastante más baja que la pecosa de la otra habitación. Pero no podría decirle nada al respecto al chico, en su lugar sencillamente correspondió al beso y volvió a abrazarle por el cuello y también con las piernas. Al hacer esto logró mayor presión entre su propia entrepierna y la del contrario que ahora, por lo menos de forma parcial, se encontraba humedecida con los fluidos de la Sakamoto.
En cuanto el contrario entró en contacto directo con la entrepierna de la rubia, esta supuso que iba a intentar estimularla de forma manual, pero se llevó una sorpresa y es que en ese preciso momento, como si se hubiese quemado, el shinobi se separó de ella, dándole un buen susto que pronto se transformaría ya que solo lo había hecho para quitarse la camisa y el pantalón, incluso bajarse la ropa interior y revelar al fin, aquel bulto que se escondía allí adentro.
Tenía que aceptarlo, las medidas de lo que estaba sintiendo contra sí —ahora que se encontraban ambas intimidades desnudas— resultaba un tanto intimidante para ella al ser bastante más baja que la pecosa de la otra habitación. Pero no podría decirle nada al respecto al chico, en su lugar sencillamente correspondió al beso y volvió a abrazarle por el cuello y también con las piernas. Al hacer esto logró mayor presión entre su propia entrepierna y la del contrario que ahora, por lo menos de forma parcial, se encontraba humedecida con los fluidos de la Sakamoto.