20/10/2017, 19:45
A medida que los dos shinobis seguían la marcha hacia el interior del edificio, podrían apreciar como los muros iban mejorando en estado, dando a entender que aquellos que atacaron no habían podido internarse en lo más profundo de la residencia. Lo que también podría significar que el clan Sakamoto había hecho un excelente trabajo a la hora de suprimir a los atacantes, aunque obviamente podría ser mejor si todos fueran shinobis allí.
A estas alturas, el silencio comenzaba a molestar un poco a la peli-celeste, no estaba acostumbrada a tratar con un hombre y que este no reaccionase de ninguna manera a pesar de todo. Ni por la cantidad de espadas que llevaba consigo ni por la supuesta belleza de la que gozaba, ni siquiera por las dimensiones de lo que vendrían siendo sus ”encantos femeninos”.
—¿No dirás nada? —preguntó mirándole apenas de reojo por encima del hombro.
Pero por suerte para todos, en un cruce se toparon con dos personas más. Una cargaba a la otra a caballito y Akame podría recordar a ambas personas probablemente.
—¡Akame! —exclamó alegremente aquella que estaba siendo llevada.
—Hey, tanto tiempo —dijo con una sonrisa cordial la segunda persona, quien iba ataviada con un uniforme de criada.
Aquellas dos eran Noemi y Maki, la segunda cargando a la primera. Maki era la misma sirvienta que Noemi había llevado a aquel encuentro en el país del fuego, donde se habían topado con otro shinobi de Uzushiogakure y también con uno azulado de Amegakure.
En cualquier caso, la chuunin les dirigió una mirada curiosa. No estaba enterada de que aquellas dos pudieran conocer al chico, pero así lo demostraban.
—Vengan ustedes también —les dijo sin más, probablemente para hacer algo más ameno el trayecto para el Uchiha.
Y una vez más, el grupo ahora conformado de cuatro personas siguió la marcha.
—¿A qué viniste? —preguntó curiosa la rubia Sakamoto.
Puede que la presencia de aquellas dos tranquilizase un poco al chico, después de todo, ya había trabajado con ambas en algún momento.
A estas alturas, el silencio comenzaba a molestar un poco a la peli-celeste, no estaba acostumbrada a tratar con un hombre y que este no reaccionase de ninguna manera a pesar de todo. Ni por la cantidad de espadas que llevaba consigo ni por la supuesta belleza de la que gozaba, ni siquiera por las dimensiones de lo que vendrían siendo sus ”encantos femeninos”.
—¿No dirás nada? —preguntó mirándole apenas de reojo por encima del hombro.
Pero por suerte para todos, en un cruce se toparon con dos personas más. Una cargaba a la otra a caballito y Akame podría recordar a ambas personas probablemente.
—¡Akame! —exclamó alegremente aquella que estaba siendo llevada.
—Hey, tanto tiempo —dijo con una sonrisa cordial la segunda persona, quien iba ataviada con un uniforme de criada.
Aquellas dos eran Noemi y Maki, la segunda cargando a la primera. Maki era la misma sirvienta que Noemi había llevado a aquel encuentro en el país del fuego, donde se habían topado con otro shinobi de Uzushiogakure y también con uno azulado de Amegakure.
En cualquier caso, la chuunin les dirigió una mirada curiosa. No estaba enterada de que aquellas dos pudieran conocer al chico, pero así lo demostraban.
—Vengan ustedes también —les dijo sin más, probablemente para hacer algo más ameno el trayecto para el Uchiha.
Y una vez más, el grupo ahora conformado de cuatro personas siguió la marcha.
—¿A qué viniste? —preguntó curiosa la rubia Sakamoto.
Puede que la presencia de aquellas dos tranquilizase un poco al chico, después de todo, ya había trabajado con ambas en algún momento.