23/10/2017, 00:24
A la mañana siguiente... Ninguno de los dos reaccionó.
Eran más de las doce del mediodía, tal vez ya incluso eran las dos que apenas si se habían decidido a levantarse y hacer todo lo que debieran, entre ello, vestirse. Tarea para la cual Noemi tuvo que confíar una vez más en Datsue, pues por sí sola le hubiese tomado mucho tiempo más del habitual ponerse el kimono bien peor, atarse el obi justo en la espalda.
Con algo más de ayuda de parte del Uchiha, la rubia llegó hasta el departamento de su hermana. La pecosa que la noche anterior se la había pasado tumbada bajo las sábanas.
Cuando estaba a un simple gesto de lograr apoyarse contra la pared, algo tiró de su vestimenta obligándola a dar un pequeño saltito para retroceder y poder recostarse en el cuerpo del contrario.
—¿Mañana? Más tarde mejor —le dijo coqueta.
Aunque aquella expresión sugerente en su mirar se borró rápidamente al voltearse con la intención de besar a aquel detrás suyo. Aquellas ojeras tan marcadas habían sido por su culpa, o eso suponía ella que apenas si tenía unas marcas diminutas en comparación de las del chico.
—Lamento lo de anoche, pensé que tal vez si te cansabas lo suficiente ibas a poder dormir —dijo algo apenada.
Ya hubiese tocado la puerta, pero lamentablemente necesitaba de sus extremidades buenas para mantenerse en el lugar, y las malas no alcanzaban la puerta así que nuevamente dependía del shinobi que la acompañaba.
Eran más de las doce del mediodía, tal vez ya incluso eran las dos que apenas si se habían decidido a levantarse y hacer todo lo que debieran, entre ello, vestirse. Tarea para la cual Noemi tuvo que confíar una vez más en Datsue, pues por sí sola le hubiese tomado mucho tiempo más del habitual ponerse el kimono bien peor, atarse el obi justo en la espalda.
Con algo más de ayuda de parte del Uchiha, la rubia llegó hasta el departamento de su hermana. La pecosa que la noche anterior se la había pasado tumbada bajo las sábanas.
Cuando estaba a un simple gesto de lograr apoyarse contra la pared, algo tiró de su vestimenta obligándola a dar un pequeño saltito para retroceder y poder recostarse en el cuerpo del contrario.
—¿Mañana? Más tarde mejor —le dijo coqueta.
Aunque aquella expresión sugerente en su mirar se borró rápidamente al voltearse con la intención de besar a aquel detrás suyo. Aquellas ojeras tan marcadas habían sido por su culpa, o eso suponía ella que apenas si tenía unas marcas diminutas en comparación de las del chico.
—Lamento lo de anoche, pensé que tal vez si te cansabas lo suficiente ibas a poder dormir —dijo algo apenada.
Ya hubiese tocado la puerta, pero lamentablemente necesitaba de sus extremidades buenas para mantenerse en el lugar, y las malas no alcanzaban la puerta así que nuevamente dependía del shinobi que la acompañaba.