23/10/2017, 19:23
Y allí estaba Uchiha Akame, rodeado de personas arrodilladas, entre ellos dos superiores en rango que él, una chuunin a su derecha y un jounin justo delante suyo a unos metros. Sin mencionar que a su izquierda se encontraba una exkunoichi que a pesar de haber dimitido siguió entrenándose y una criada, que cualquiera podría llegar a catalogar como una genin o tal vez incluso una chuunin por sus capacidades.
Todo eso sin mencionar la infinidad de soldados que recorren los pasillos de la residencia, todos y cada uno de ellos de haber estado presentes también se hubiesen puesto de rodillas ante el chico. Todos con más o menos experiencia, pero con buenas habilidades en combate o de lo contrario la mansión hubiese sido destruida completamente ante el ataque.
—Hiciste… Lo que debías… —repitió en voz baja mientras se levantaba lentamente—. Bueno, podría decirse que es cierto, matar a aquel que mató a tu kage en lugar de aceptarle como líder es lo más sensato.
Con aquello el anciano pretendía restarle importancia al asunto, después de todo había notado la incomodidad de parte del genin. Incluso se dio el lujo de soltar una breve risa por si eso ayudaba un poco.
—Sostengo lo que dije, si algún día necesitas algo, por mínimo que sea, solo dinos. Avisaré a todos en el clan para que sepan que han de escucharte.
Al terminar aquella frase, el hombre dirigió su mirada a la mujer de cabellos celestes y esta tras asentir, desapareció en una pequeña nube de electricidad. Un sunshin con un toque personal en realidad.
Luego de que la electricidad desapareció completamente, el anciano se giró y se dirigió una vez más al escritorio. Mientras que Maki se levantaba para luego ayudar a Noemi a hacer lo mismo.
—Con eso he cumplido con mi capricho de viejo. Lamento haber consumido de tu tiempo —afirmó con una afable sonrisa en el rostro, tras haberse volteado para mirar nuevamente al Uchiha—. Te libero ya, siéntete libre de recorrer la residencia o de hacer las preguntas que consideres necesarias, Maki y Noemi se quedarán contigo para asegurarse de poder atender tus necesidades. Ha sido un placer hablar contigo.
Con eso dicho, el hombre rodeó el escritorio y se dispuso a seguir con su trabajo, un pilar de papeles que parecían llenos de textos aburridos.
Para este momento, las féminas a la izquierda de Akame ya estarían listas para partir, obviamente la criada estaba cargando a la Sakamoto a caballito.
—Cuando quieras —le indicó una sonriente Noemi.
La criada no pronunció ni una palabra, pero por su alegre semblante podía deducirse que también estaba lista para marchar.
Todo eso sin mencionar la infinidad de soldados que recorren los pasillos de la residencia, todos y cada uno de ellos de haber estado presentes también se hubiesen puesto de rodillas ante el chico. Todos con más o menos experiencia, pero con buenas habilidades en combate o de lo contrario la mansión hubiese sido destruida completamente ante el ataque.
—Hiciste… Lo que debías… —repitió en voz baja mientras se levantaba lentamente—. Bueno, podría decirse que es cierto, matar a aquel que mató a tu kage en lugar de aceptarle como líder es lo más sensato.
Con aquello el anciano pretendía restarle importancia al asunto, después de todo había notado la incomodidad de parte del genin. Incluso se dio el lujo de soltar una breve risa por si eso ayudaba un poco.
—Sostengo lo que dije, si algún día necesitas algo, por mínimo que sea, solo dinos. Avisaré a todos en el clan para que sepan que han de escucharte.
Al terminar aquella frase, el hombre dirigió su mirada a la mujer de cabellos celestes y esta tras asentir, desapareció en una pequeña nube de electricidad. Un sunshin con un toque personal en realidad.
Luego de que la electricidad desapareció completamente, el anciano se giró y se dirigió una vez más al escritorio. Mientras que Maki se levantaba para luego ayudar a Noemi a hacer lo mismo.
—Con eso he cumplido con mi capricho de viejo. Lamento haber consumido de tu tiempo —afirmó con una afable sonrisa en el rostro, tras haberse volteado para mirar nuevamente al Uchiha—. Te libero ya, siéntete libre de recorrer la residencia o de hacer las preguntas que consideres necesarias, Maki y Noemi se quedarán contigo para asegurarse de poder atender tus necesidades. Ha sido un placer hablar contigo.
Con eso dicho, el hombre rodeó el escritorio y se dispuso a seguir con su trabajo, un pilar de papeles que parecían llenos de textos aburridos.
Para este momento, las féminas a la izquierda de Akame ya estarían listas para partir, obviamente la criada estaba cargando a la Sakamoto a caballito.
—Cuando quieras —le indicó una sonriente Noemi.
La criada no pronunció ni una palabra, pero por su alegre semblante podía deducirse que también estaba lista para marchar.