23/10/2017, 20:17
Akame agradeció la ayuda de las dos mujeres para salir de aquella gigantesca vivienda que era la Mansión Sakamoto. Cuando por fin alcanzó la calle el viento frío de Otoño le sacudió la coleta y le obligó a cubrirse la garganta con el cuello de su camisa. Echó una última mirada atrás, a la residencia de una de las familias nobles más poderosas de Uzu —y con cuya gratitud ahora contaba— y se despidió de las chicas con una inclinación de cabeza.
Desde allí tenía claro a dónde ir; el apartamento de Koko no estaba en realidad demasiado lejos del suyo propio, de modo que tomó la calle en dirección al barrio residencial y apuró el paso.
Desde allí tenía claro a dónde ir; el apartamento de Koko no estaba en realidad demasiado lejos del suyo propio, de modo que tomó la calle en dirección al barrio residencial y apuró el paso.