24/10/2017, 17:31
Sumido en sus pensamientos, lo único que perturbó el silencioso caminar de Akame fue un lagarto verdoso, de grandes fauces y patas cortas que sin embargo le permitían correr a una velocidad nada despreciable. El Uchiha se lo quedó mirando con cierto interés, pues aquella clase de fauna no era común en la Aldea. «¿Es un... Cocodrilo? ¿Y lleva un pergamino? Debe ser una invocación entonces...» Era la respuesta más factible.
Sea como fuere, el gennin no se detendría hasta llegar al edificio donde vivía su amada. Subió las escaleras de dos en dos mientras notaba cómo su corazón se aceleraba con cada paso. Incluso aunque le habían asegurado que Koko estaba bien, el Uchiha no estaría completamente tranquilo hasta que no la viese con sus propios ojos. Tenía que comprobarlo; que no estaba muerta. Que no había sido incinerada por un Katon, o linchada por una multitud... Como en sus pesadillas.
Una vez ante la puerta, con el pecho hinchándose rápidamente por su respiración acelerada, el rostro surcado de gotas de sudor y los ojos desencajados de temor, Akame golpeó varias veces la puerta del apartamento.
—¿Koko-chan, estás ahí?
Sea como fuere, el gennin no se detendría hasta llegar al edificio donde vivía su amada. Subió las escaleras de dos en dos mientras notaba cómo su corazón se aceleraba con cada paso. Incluso aunque le habían asegurado que Koko estaba bien, el Uchiha no estaría completamente tranquilo hasta que no la viese con sus propios ojos. Tenía que comprobarlo; que no estaba muerta. Que no había sido incinerada por un Katon, o linchada por una multitud... Como en sus pesadillas.
Una vez ante la puerta, con el pecho hinchándose rápidamente por su respiración acelerada, el rostro surcado de gotas de sudor y los ojos desencajados de temor, Akame golpeó varias veces la puerta del apartamento.
—¿Koko-chan, estás ahí?