28/10/2017, 01:33
Poco después de soltarle aquella propuesta al contrario, este ingresó al departamento y tras cerrar la puerta acudió a su encuentro, en la habitación que era el único lugar con muebles como para descansar o aunque sea sentarse. Aunque cualquier parte de la vivienda era apta para echarse puesto que la rubia era una maniática de la limpieza y no descansaba hasta librarse de cada partícula de mugre que pudiera colarse en el departamento.
Akame pronto se echaría sobre la cama, el lugar más cómodo donde descansar así sea por un momento. Koko en cambio tomó asiento a un lado de él y se dedicó a mirarle alegremente. Después de todo, no había pasado nada a niguno de los dos luego de todo lo que ocurrió en la aldea.
—Vinieron un par de idiotas que sabían que pertenecí al clan Sakamoto, pero casi al mismo tiempo llegaron Hideo y Hiromasa y se los cargaron —dijo muy tranquila como si aquello fuese completamente normal.
Justo después de ello, la pecosa se acercó más al lado de la cama que daba con la pared y separó un poco las piernas.
—Ven —le indicó, dando palmadas en el espacio que se había formado entre sus piernas.
Pretendía que el Uchiha se sentase allí, dándole la espalda de modo que pudiera usarla a ella como una especie de almohada y de paso, podría ella abrazarle.
La sonrisa pronto se esfumó en el rostro de la heterocroma, tenía algo que preguntar por algo que probablemente no le sería ameno a su pareja, después de todo, los últimos días habían sido una completa locura y él había estado involucrado directamente con la raíz de todo.
—Y tú… ¿Qué tal estás luego de todo eso? —consultó algo preocupada al respecto.
Akame pronto se echaría sobre la cama, el lugar más cómodo donde descansar así sea por un momento. Koko en cambio tomó asiento a un lado de él y se dedicó a mirarle alegremente. Después de todo, no había pasado nada a niguno de los dos luego de todo lo que ocurrió en la aldea.
—Vinieron un par de idiotas que sabían que pertenecí al clan Sakamoto, pero casi al mismo tiempo llegaron Hideo y Hiromasa y se los cargaron —dijo muy tranquila como si aquello fuese completamente normal.
Justo después de ello, la pecosa se acercó más al lado de la cama que daba con la pared y separó un poco las piernas.
—Ven —le indicó, dando palmadas en el espacio que se había formado entre sus piernas.
Pretendía que el Uchiha se sentase allí, dándole la espalda de modo que pudiera usarla a ella como una especie de almohada y de paso, podría ella abrazarle.
La sonrisa pronto se esfumó en el rostro de la heterocroma, tenía algo que preguntar por algo que probablemente no le sería ameno a su pareja, después de todo, los últimos días habían sido una completa locura y él había estado involucrado directamente con la raíz de todo.
—Y tú… ¿Qué tal estás luego de todo eso? —consultó algo preocupada al respecto.