29/10/2017, 22:41
El hombre abrió mucho los ojos y dio una palmada de felicidad.
—¿Un ninjatō? ¡Pero por supuesto! ¡Por supuesto! —Salió detrás del mostrador para dirigirse al lado donde se encontraban las katanas. Fue entonces cuando vio a Datsue—. ¡Oh! ¡Datsue!
El hombretón dio dos rápidas zancadas y lo apresó en un enorme abrazo.
—El intrépido —farfulló, sin aire, para completar el nombre.
—Sí que hace tiempo que no te veo por aquí... ¿Viene ella contigo? —preguntó, liberándole al fin del abrazo. Datsue asintió—. Perfecto, perfecto. Oye y… —bajó la voz, aunque Koko pudo oírle perfectamente—. ¿Qué pasa con la Marca del Hierro? ¿Cumpliste ya tu parte? —Datsue chasqueó la lengua, como si el tema le importunase, y negó con la cabeza—. Pero, ¡Datsue! ¡Necesitamos ese trato!
—Estuve liado.
—¿Liado? ¿Cómo que liado? —de pronto, todo ese buen rollo desapareció, dando paso a la crispación. Okane era muchas cosas, pero si algo valoraba por encima de todo, eso era el dinero. A Datsue le agradaba que fuese así. Con nadie había tenido más problemas que con la gente honrada. Eran demasiado impredecibles. De un avaricioso como Okane, en cambio, siempre sabías lo que te podías esperar de él—. Se trata del negocio, Datsue. ¡Del negocio!
Datsue suspiró.
—Okane, ya te dije que no era tan sencillo. Necesito permiso de la Villa para estar tanto tiempo fuera, y no puedo hacerlo solo. Necesito a Akame conmigo y estuvo liado. Pero tranquilízate, el mes que viene me pongo a ello seguro.
—El mes que viene, el mes que viene… Eso me dijiste el mes pasado. ¡Y el anterior!
Datsue resopló. En realidad, Okane tenía razón.
—Okane… ¿Quieres atender de una vez a nuestra clienta? Ya arreglaremos eso, ¿hmm?
Solo fue cuando Datsue mencionó a Koko que el comerciante se echó atrás. Pese a que no quedaba muy conforme, asintió.
—Sí… Disculpe este incómodo momento, señorita. A ver, quería un… ninjatō, ¿no es así? Veamos… Ah, aquí está —desplazó la ventana corredera de cristal hacia un lado y extrajo la katana que buscaba, junto a su envaine—. Pruébela si quiere —dijo, ofreciéndosela por la empuñadura—. Comprobará que está perfectamente equilibrada. El mejor acero de Onindo, sin duda. Y forjado por los mejores herreros. No hallará impurezas de carbón o burbujas de aire como en esas katanas que venden en tiendas medio pelo. No señor. ¡La calidad está asegurada!
—¿Un ninjatō? ¡Pero por supuesto! ¡Por supuesto! —Salió detrás del mostrador para dirigirse al lado donde se encontraban las katanas. Fue entonces cuando vio a Datsue—. ¡Oh! ¡Datsue!
El hombretón dio dos rápidas zancadas y lo apresó en un enorme abrazo.
—El intrépido —farfulló, sin aire, para completar el nombre.
—Sí que hace tiempo que no te veo por aquí... ¿Viene ella contigo? —preguntó, liberándole al fin del abrazo. Datsue asintió—. Perfecto, perfecto. Oye y… —bajó la voz, aunque Koko pudo oírle perfectamente—. ¿Qué pasa con la Marca del Hierro? ¿Cumpliste ya tu parte? —Datsue chasqueó la lengua, como si el tema le importunase, y negó con la cabeza—. Pero, ¡Datsue! ¡Necesitamos ese trato!
—Estuve liado.
—¿Liado? ¿Cómo que liado? —de pronto, todo ese buen rollo desapareció, dando paso a la crispación. Okane era muchas cosas, pero si algo valoraba por encima de todo, eso era el dinero. A Datsue le agradaba que fuese así. Con nadie había tenido más problemas que con la gente honrada. Eran demasiado impredecibles. De un avaricioso como Okane, en cambio, siempre sabías lo que te podías esperar de él—. Se trata del negocio, Datsue. ¡Del negocio!
Datsue suspiró.
—Okane, ya te dije que no era tan sencillo. Necesito permiso de la Villa para estar tanto tiempo fuera, y no puedo hacerlo solo. Necesito a Akame conmigo y estuvo liado. Pero tranquilízate, el mes que viene me pongo a ello seguro.
—El mes que viene, el mes que viene… Eso me dijiste el mes pasado. ¡Y el anterior!
Datsue resopló. En realidad, Okane tenía razón.
—Okane… ¿Quieres atender de una vez a nuestra clienta? Ya arreglaremos eso, ¿hmm?
Solo fue cuando Datsue mencionó a Koko que el comerciante se echó atrás. Pese a que no quedaba muy conforme, asintió.
—Sí… Disculpe este incómodo momento, señorita. A ver, quería un… ninjatō, ¿no es así? Veamos… Ah, aquí está —desplazó la ventana corredera de cristal hacia un lado y extrajo la katana que buscaba, junto a su envaine—. Pruébela si quiere —dijo, ofreciéndosela por la empuñadura—. Comprobará que está perfectamente equilibrada. El mejor acero de Onindo, sin duda. Y forjado por los mejores herreros. No hallará impurezas de carbón o burbujas de aire como en esas katanas que venden en tiendas medio pelo. No señor. ¡La calidad está asegurada!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado