30/10/2017, 17:44
La kunoichi ya había dado su visto bueno, solo necesitaba pagar y se podría ir con una nueva espada en su poder…
Pero Okane, casi como si supiera de la debilidad de la Kageyama le hizo una pequeña oferta.
—Añada ese kit —dijo con una seriedad incomparable, como si acabase de dar una orden de asesinato o similar.
Lo malo era que estaban a punto de cobrarle exactamente lo mismo que en cualquier otra parte, es decir, mil ryos, el precio normal. Pero por suerte, en cuanto Datsue se hizo notar, le aplicaron un pequeño descuento a la pecosa.
—Ya decía yo… —murmuró mientras rebuscaba en su portaobjetos por la cartera.
«Si me cobraban lo mismo me iba a otra parte que tengan armas con mejor calidad »pensaba la rubia muy segura de sus conocimientos. Inclusive podría haberse ido a la herrería donde los Sakamoto compraban todas sus armas, es decir, armas de excelente calidad y encima al mismo precio. Pero bueno, iba a darle chance a aquella armería que el Uchiha le había recomendado.
—Entonces… Setesientos setenta, ¿no? —preguntó para estar segura en lo que sacaba el dinero.
Tras la confirmación, la heterocroma se retiraría de la tienda. Según cómo se comportase la katana podría llegar a pasarse algún otro día para comprar alguna otra cosilla.
Pero Okane, casi como si supiera de la debilidad de la Kageyama le hizo una pequeña oferta.
—Añada ese kit —dijo con una seriedad incomparable, como si acabase de dar una orden de asesinato o similar.
Lo malo era que estaban a punto de cobrarle exactamente lo mismo que en cualquier otra parte, es decir, mil ryos, el precio normal. Pero por suerte, en cuanto Datsue se hizo notar, le aplicaron un pequeño descuento a la pecosa.
—Ya decía yo… —murmuró mientras rebuscaba en su portaobjetos por la cartera.
«Si me cobraban lo mismo me iba a otra parte que tengan armas con mejor calidad »pensaba la rubia muy segura de sus conocimientos. Inclusive podría haberse ido a la herrería donde los Sakamoto compraban todas sus armas, es decir, armas de excelente calidad y encima al mismo precio. Pero bueno, iba a darle chance a aquella armería que el Uchiha le había recomendado.
—Entonces… Setesientos setenta, ¿no? —preguntó para estar segura en lo que sacaba el dinero.
Tras la confirmación, la heterocroma se retiraría de la tienda. Según cómo se comportase la katana podría llegar a pasarse algún otro día para comprar alguna otra cosilla.