31/10/2017, 02:44
«¿Forma de hablar? Mira como no te enteras »pensaba la kunoichi que le miraba extrañada con una ceja en alto.
Pero no le culpaba, no todos los Sakamoto hablaban abiertamente de aquellos detalles, aunque luego de la muerte del patriarca o también conocido como ”el viejo” probablemente las cosas hayan cambiado drásticamente en aquella residencia.
De cualquier modo, llegaron a la clínica y Datsue la dejó pasar primera, probablemente porque era a ella a quien le correspondía hablar para contactar con la persona que les podría ayudar con el asunto de los sedantes.
La pecosa cruzó el umbral de la puerta y se dirigió al mostrador, donde un hombre de más de sesenta años estaba sentado llenando algunos formularios que seguramente eran muy aburridos, o eso sugería la mirada del pobre hombre.
—Buenos días —saludó con una sonrisa alegre—. ¿Se encuentra el doctor Ishikawa? —preguntó amablemente.
El anciano levantó lentamente la mirada, analizó lo que pudo de la fémina con solo la mirada y luego se regresó a los orbes bicolor de la chica. En ningún momento su expresión se transformó, parecía más que habituado a ver todo tipo de personas por allí, desde las más agraciadas hasta las más… memorables…
—Lamento informarte que hoy no se ha presentado a trabajar, llamó diciendo algo de un robo y no le hemos visto la cara por aquí —respondió vagamente el hombre antes de regresarse a su trabajo.
Así de simple fue como pasó a ignorar a la rubia, que permaneció un instante más allí parada como si esperase a que aquel individuo agregase algo más pero al no ser el caso.
—Entiendo, que tenga un buen día —dijo antes de darse media vuelta con cara de pocos amigos—. Vamos, Datsue —le indicó antes de cruzar nuevamente la puerta.
Esta vez, la pecosa guiaría al Uchiha hacia la vivienda del supuesto doctor Ishikawa. Sabía dónde vivía por… Varias razones. No era la primera vez que tenía que ir a visitarle.
Pero no le culpaba, no todos los Sakamoto hablaban abiertamente de aquellos detalles, aunque luego de la muerte del patriarca o también conocido como ”el viejo” probablemente las cosas hayan cambiado drásticamente en aquella residencia.
De cualquier modo, llegaron a la clínica y Datsue la dejó pasar primera, probablemente porque era a ella a quien le correspondía hablar para contactar con la persona que les podría ayudar con el asunto de los sedantes.
La pecosa cruzó el umbral de la puerta y se dirigió al mostrador, donde un hombre de más de sesenta años estaba sentado llenando algunos formularios que seguramente eran muy aburridos, o eso sugería la mirada del pobre hombre.
—Buenos días —saludó con una sonrisa alegre—. ¿Se encuentra el doctor Ishikawa? —preguntó amablemente.
El anciano levantó lentamente la mirada, analizó lo que pudo de la fémina con solo la mirada y luego se regresó a los orbes bicolor de la chica. En ningún momento su expresión se transformó, parecía más que habituado a ver todo tipo de personas por allí, desde las más agraciadas hasta las más… memorables…
—Lamento informarte que hoy no se ha presentado a trabajar, llamó diciendo algo de un robo y no le hemos visto la cara por aquí —respondió vagamente el hombre antes de regresarse a su trabajo.
Así de simple fue como pasó a ignorar a la rubia, que permaneció un instante más allí parada como si esperase a que aquel individuo agregase algo más pero al no ser el caso.
—Entiendo, que tenga un buen día —dijo antes de darse media vuelta con cara de pocos amigos—. Vamos, Datsue —le indicó antes de cruzar nuevamente la puerta.
Esta vez, la pecosa guiaría al Uchiha hacia la vivienda del supuesto doctor Ishikawa. Sabía dónde vivía por… Varias razones. No era la primera vez que tenía que ir a visitarle.