2/11/2017, 05:20
Y lo primero que Datsue tenía que hacer era presentarse como usualmente hacía él, como el intrépido.
La de cabellos oscuros alzó una ceja al escuchar aquella presentación, miró al Uchiha de arriba abajo y algo lento para asegurarse de que no se pasase ningún detalle y finalmente, con una sonrisa socarrona se regresó a la rubia, dispuesta a decir algo pero... Datsue agregó más a la apuesta.
Esta vez, la kunoichi desconocida no pudo evitarlo y río a carcajada limpia, alejándose un par de pasos de ambos.
—¡Claro! Pero no creo que sean mejores que Kusareños una rubia con tetas más grandes que su cabeza o un payaso recién salido del circo —dijo sin ningún reparo mientras se volteaba dispuesta a retirarse—. Ya tienen las tres cabezas con solo ustedes dos, confórmense con eso —aseguró despidiéndose con un simple gesto de la mano.
Y sí se había burlado abiertamente de ambos.
—¿Ahora me crees? —preguntó a regañadientes la pecosa.
Tenía las manos hechas puño y le temblaban bastante, estaba incluso más enojada que cuando Datsue terminó con su paciencia en la playa, es decir, en cualquier momento iba y le lanzaba un lariat a traición, o tal vez... algo más.
La de cabellos oscuros alzó una ceja al escuchar aquella presentación, miró al Uchiha de arriba abajo y algo lento para asegurarse de que no se pasase ningún detalle y finalmente, con una sonrisa socarrona se regresó a la rubia, dispuesta a decir algo pero... Datsue agregó más a la apuesta.
Esta vez, la kunoichi desconocida no pudo evitarlo y río a carcajada limpia, alejándose un par de pasos de ambos.
—¡Claro! Pero no creo que sean mejores que Kusareños una rubia con tetas más grandes que su cabeza o un payaso recién salido del circo —dijo sin ningún reparo mientras se volteaba dispuesta a retirarse—. Ya tienen las tres cabezas con solo ustedes dos, confórmense con eso —aseguró despidiéndose con un simple gesto de la mano.
Y sí se había burlado abiertamente de ambos.
—¿Ahora me crees? —preguntó a regañadientes la pecosa.
Tenía las manos hechas puño y le temblaban bastante, estaba incluso más enojada que cuando Datsue terminó con su paciencia en la playa, es decir, en cualquier momento iba y le lanzaba un lariat a traición, o tal vez... algo más.