2/11/2017, 23:08
—Nos las arreglaremos según vayan surgiendo los problemas —respondió a secas ante aquella pregunta.
¿De qué les servía cuestionarse lo que podría pasar antes de que pase? Es cierto que habrá gente que no esté de acuerdo con que Sarutobi Hanabi tome el mando, más luego de todo lo ocurrido, pero así estaban las cosas y no quedaban muchas personas más en las que se pudiera confiar el mando de toda una aldea shinobi. Y en el peor de los casos, terminarían en medio de una guerra, ya sea con las demás aldeas ninja o entre vecinos de la misma Uzushiogakure.
En cualquier caso, todas eran cuestiones que escapaban del campo de conocimiento de cualquiera de aquellos dos shinobis y que definitivamente, a Koko no le hacía ninguna gracia pensar.
Dejando eso a un lado, no recibió una respuesta gratificante ante los coqueteos, y ni siquiera el hecho de que sus pechos se viesen frotados y aplastados contra el cuerpo del Uchiha pareció afectar en algo. Era como si…
Plaf
Una sonora bofetada interrumpió las palabras del contrario.
Koko ahora se encontraba sentada sobre la pelvis ajena, con una mano apoyada sobre el colchón y la otra levemente estirada tras haberle dedicado una fuerte bofetada.
—¿En serio eres tú? —preguntó extrañada y a la vez preocupada.
Unos instantes atrás, él mismo le había dedicado una nalgada, luego cuando sus senos se vieron frotados contra el cuerpo ajeno este ni reaccionó. Algo allí estaba mal y con un golpe debería de comprobar si en realidad se trataba del shinobi del que se había enamorado o alguien utilizando el henge no jutsu.
¿De qué les servía cuestionarse lo que podría pasar antes de que pase? Es cierto que habrá gente que no esté de acuerdo con que Sarutobi Hanabi tome el mando, más luego de todo lo ocurrido, pero así estaban las cosas y no quedaban muchas personas más en las que se pudiera confiar el mando de toda una aldea shinobi. Y en el peor de los casos, terminarían en medio de una guerra, ya sea con las demás aldeas ninja o entre vecinos de la misma Uzushiogakure.
En cualquier caso, todas eran cuestiones que escapaban del campo de conocimiento de cualquiera de aquellos dos shinobis y que definitivamente, a Koko no le hacía ninguna gracia pensar.
Dejando eso a un lado, no recibió una respuesta gratificante ante los coqueteos, y ni siquiera el hecho de que sus pechos se viesen frotados y aplastados contra el cuerpo del Uchiha pareció afectar en algo. Era como si…
Plaf
Una sonora bofetada interrumpió las palabras del contrario.
Koko ahora se encontraba sentada sobre la pelvis ajena, con una mano apoyada sobre el colchón y la otra levemente estirada tras haberle dedicado una fuerte bofetada.
—¿En serio eres tú? —preguntó extrañada y a la vez preocupada.
Unos instantes atrás, él mismo le había dedicado una nalgada, luego cuando sus senos se vieron frotados contra el cuerpo ajeno este ni reaccionó. Algo allí estaba mal y con un golpe debería de comprobar si en realidad se trataba del shinobi del que se había enamorado o alguien utilizando el henge no jutsu.