7/11/2017, 01:21
Hasta que llegó a la cocina y apagó el horno, el Uchiha tuvo tiempo de sobra de ponerse los calzones y cuestionar acerca de la forma en que ella iba caminando, algo patosa y lenta en comparación de lo habitual, y es que tenía sentido aunque el contrario no parecía darse cuenta de lo que a ella le ocurría.
Tras apagar el horno y girarse lentamente, le miró fijamente a los ojos con suma seriedad, aunque aquello último duró un par de segundos pues enseguida esbozó una sonrisa coqueta.
—¿Cómo pretendes que camine bien luego de lo que hiciste? —preguntó finalmente, para luego dirigirse a la nevera.
De allí sacó una bandeja repleta de bollos dulces y similares, comida chatarra dicho de forma sencilla.
—¿Vamos? Podemos comer en la cama —le dijo con una sonrisa dibujada, la cual pronto se esfumó para dar lugar a un semblante más sereno—. Tenemos bastante de lo que hablar —concluyó, dirigiéndose a la habitación nuevamente con la bandeja entre manos.
Obviamente, seguía caminando de esa forma rara, que probablemente no podría corregir hasta pasadas unas horas.
Tras apagar el horno y girarse lentamente, le miró fijamente a los ojos con suma seriedad, aunque aquello último duró un par de segundos pues enseguida esbozó una sonrisa coqueta.
—¿Cómo pretendes que camine bien luego de lo que hiciste? —preguntó finalmente, para luego dirigirse a la nevera.
De allí sacó una bandeja repleta de bollos dulces y similares, comida chatarra dicho de forma sencilla.
—¿Vamos? Podemos comer en la cama —le dijo con una sonrisa dibujada, la cual pronto se esfumó para dar lugar a un semblante más sereno—. Tenemos bastante de lo que hablar —concluyó, dirigiéndose a la habitación nuevamente con la bandeja entre manos.
Obviamente, seguía caminando de esa forma rara, que probablemente no podría corregir hasta pasadas unas horas.