7/11/2017, 03:46
Estaban dando una imagen lamentable, cierto era, mas en el corazón del Uchiha, aparte de la vergüenza momentánea, estaba germinándose otra cosa. Una semilla de odio. De venganza. Pequeña y raquítica, como todas las semillas, pero que afianzaría sus raíces como el Árbol Sagrado en la tierra, volviéndose más grande y robusto con el tiempo.
Datsue era un mentiroso por naturaleza, pero como toda regla genérica, solía haber una excepción. Cuando el Uchiha se prometía a sí mismo vengarse, lo hacía. Lo haría más tarde o más temprano, pero lo hacía. Para ello, era paciente como la roca. Perseverante, como las olas del mar limando el acantilado. E inolvidable, como la fea cicatriz que cruza el rostro de un guerrero, recordándole todos y cada uno de sus días su error: no haber matado a su oponente antes de que le produjese tal herida.
Noemi —ahora Datsue se arrepentía— lo había probado en sus carnes. Ayame lo haría llegado el momento. También Gouka, aquel hombre de la Ribera del Sur. Y a la lista le seguiría Katsumi.
—Vamos —dijo a Koko, tratando de mostrarse indiferente porque se hubiese orinado encima. No la culpaba. Él había estado a punto también. Caminó hasta los arbustos que indicaba la kunoichi, sin perderla por ello de vista, y cuando encontró el carromato, se puso a buscar en su interior. Buscaba frascos, bolsas, pergaminos… Cualquier cosa que pudiese contener su ansiada droga.
Datsue era un mentiroso por naturaleza, pero como toda regla genérica, solía haber una excepción. Cuando el Uchiha se prometía a sí mismo vengarse, lo hacía. Lo haría más tarde o más temprano, pero lo hacía. Para ello, era paciente como la roca. Perseverante, como las olas del mar limando el acantilado. E inolvidable, como la fea cicatriz que cruza el rostro de un guerrero, recordándole todos y cada uno de sus días su error: no haber matado a su oponente antes de que le produjese tal herida.
Noemi —ahora Datsue se arrepentía— lo había probado en sus carnes. Ayame lo haría llegado el momento. También Gouka, aquel hombre de la Ribera del Sur. Y a la lista le seguiría Katsumi.
—Vamos —dijo a Koko, tratando de mostrarse indiferente porque se hubiese orinado encima. No la culpaba. Él había estado a punto también. Caminó hasta los arbustos que indicaba la kunoichi, sin perderla por ello de vista, y cuando encontró el carromato, se puso a buscar en su interior. Buscaba frascos, bolsas, pergaminos… Cualquier cosa que pudiese contener su ansiada droga.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado