15/11/2017, 17:41
—¿Siquiera piensas lavarte la boca? —farfullaba Datsue, en tono burlón, mientras se echaba agua a la cara, todavía ofendido por lo que le había dicho el anciano minutos atrás.
Se deshizo las trenzas y el moño de su cabellera, dejándola suelta, y colocándose las gomas de pelo en las muñecas, a modo de pulseras. Tras enjuagarse bien la boca y secarse con una pequeña toalla blanca que había colgada, liberó la mochila que tenía sellada al hombro. Siempre tenía una del estilo en viajes largos, donde guardaba un pijama, un neceser y un saco de dormir. Tras cepillarse los dientes y ponerse el pijama —una camisa gris de manga larga y un pantalón con rayas blancas y negras—, volvió sobre sus pasos.
El anciano le indicó que tendría que dormir en la misma habitación que Koko, pues no había más que aquella, aunque al menos lo harían en camas separadas. Tomó la que estaba libre, colocando las sábanas y tan solo una manta fina por encima. Era de naturaleza calurosa, y con mantas gordas normalmente terminaba durmiendo con medio cuerpo fuera por el calor.
Su ropa, por otra parte, la dejó doblada sobre la mesita de noche, junto a la mochila.
—Cuando usted quiera, doctor —dijo, entregándole el pequeño frasquito que habían recuperado Koko y él. Sacó un brazo fuera de la manta, donde suponía tendría que pinchar, y aguardó, mientras su corazón se iba acelerando por el nerviosismo.
Se deshizo las trenzas y el moño de su cabellera, dejándola suelta, y colocándose las gomas de pelo en las muñecas, a modo de pulseras. Tras enjuagarse bien la boca y secarse con una pequeña toalla blanca que había colgada, liberó la mochila que tenía sellada al hombro. Siempre tenía una del estilo en viajes largos, donde guardaba un pijama, un neceser y un saco de dormir. Tras cepillarse los dientes y ponerse el pijama —una camisa gris de manga larga y un pantalón con rayas blancas y negras—, volvió sobre sus pasos.
El anciano le indicó que tendría que dormir en la misma habitación que Koko, pues no había más que aquella, aunque al menos lo harían en camas separadas. Tomó la que estaba libre, colocando las sábanas y tan solo una manta fina por encima. Era de naturaleza calurosa, y con mantas gordas normalmente terminaba durmiendo con medio cuerpo fuera por el calor.
Su ropa, por otra parte, la dejó doblada sobre la mesita de noche, junto a la mochila.
—Cuando usted quiera, doctor —dijo, entregándole el pequeño frasquito que habían recuperado Koko y él. Sacó un brazo fuera de la manta, donde suponía tendría que pinchar, y aguardó, mientras su corazón se iba acelerando por el nerviosismo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado