18/11/2017, 04:33
La pecosa simplemente tomó un juego de sábanas que el anciano le había facilitado y este último simplemente se mantuvo allí a la espera de que el Uchiha regresase. Ignoraba que le había ofendido por lo que se mantuvo completamente neutro, como si nada ocurriese a su alrededor. Curioso considerando que se suponía que él mismo le haría el favor de inyectarle la droga que tanto había buscado.
No tenían mucho que hablar aquellos dos, menos considerando que la rubia estaba bastante alterada luego de haberse visto obligada a mostrarse ante alguien con la ropa impregnada en su propia orina. Así que simplemente tendió su cama y se metió bajo las sábanas de modo que no se pudiese apreciar absolutamente nada de ella. El médico por su parte se fue a buscar algunos elementos en otra habitación.
Al cabo de unos minutos, el viejo volvió y al cabo de unos instantes Datsue también. Acomodó vagamente las cobijas que usaría para pasar la noche y se recostó, dando indicación al doctor de estar listo. No iba a cuestionar ni nada similar, no le correspondía.
El anciano simplemente se acercó al chico tras tomar el frasco y lo depositó sobre una pequeña mesita al lado de la cama. Con suma paciencia quitó el envoltorio de la jeringuilla y la llenó con el contenido del recipiente. Empujó levemente el émbolo para permitir que salieran unas pocas gotas del sedante y luego, procedió a limpiar el brazo del contrario con un algodón mojado con alcohol.
—Piensa en algo bonito —le dijo acercando la aguja a la extremidad del Uchiha.
Si todo salía bien, debería de poder inyectar el sedante sin problemas mayores y con ello, y algo de suerte, Uchiha Datsue debería de ser capaz de conciliar el sueño al menos de manera temporal.
No tenían mucho que hablar aquellos dos, menos considerando que la rubia estaba bastante alterada luego de haberse visto obligada a mostrarse ante alguien con la ropa impregnada en su propia orina. Así que simplemente tendió su cama y se metió bajo las sábanas de modo que no se pudiese apreciar absolutamente nada de ella. El médico por su parte se fue a buscar algunos elementos en otra habitación.
Al cabo de unos minutos, el viejo volvió y al cabo de unos instantes Datsue también. Acomodó vagamente las cobijas que usaría para pasar la noche y se recostó, dando indicación al doctor de estar listo. No iba a cuestionar ni nada similar, no le correspondía.
El anciano simplemente se acercó al chico tras tomar el frasco y lo depositó sobre una pequeña mesita al lado de la cama. Con suma paciencia quitó el envoltorio de la jeringuilla y la llenó con el contenido del recipiente. Empujó levemente el émbolo para permitir que salieran unas pocas gotas del sedante y luego, procedió a limpiar el brazo del contrario con un algodón mojado con alcohol.
—Piensa en algo bonito —le dijo acercando la aguja a la extremidad del Uchiha.
Si todo salía bien, debería de poder inyectar el sedante sin problemas mayores y con ello, y algo de suerte, Uchiha Datsue debería de ser capaz de conciliar el sueño al menos de manera temporal.