20/11/2017, 21:22
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En algún lugar entre el bambú
En algún lugar entre el bambú
El tronco de los árboles de bambú no eran capaces de aguantar su peso, a pesar de que este era escaso. Ello le obligaba a mantenerse en tierra.
No era una situación que le agradase, pero no tenía otra opción.
La nieve le producía cierto ardor en los muslos, pero lo ignoraba. Todo era parte del entrenamiento. No importaba cómo de pequeña fuera una molestia, o lo poco que hubiera contado con su existencia antes de ponerse en marcha; a efectos prácticos no eran más que elementos que sangraban su pequeña aportación en pos de endurecerlo.
Hacía ya un par de horas que se había alejado del camino principal que los viajeros acostumbraban a utilizar para atravesar la arboleda. A pesar de la falta de puntos de referencia, Kuranosuke sabía exactamente a dónde iba, desplazándose por el área con la misma fluidez que un despreocupado espectro.
Un claro entre el bambú.
No demasiado copioso, de hecho, apenas de unos tres metros de circunferencia, pero suficiente para acomodar a un solo sujeto.
El muchacho estaba sentado de rodillas, al estilo tradicional, justo en el centro del claro. En sus frías manos sostenía un libro de modesto tamaño, forrado en tela simple de un humilde tono violeta. En la zona superior de la tapa podía leerse "Oculto en las hojas". A juzgar por el desgastado aspecto del exterior y lo amarillento de sus páginas, resultaba sencillo deducir que se trataba de un tomo muy antiguo.
El primer y único regalo de su padre.
El camino del samurái se encuentra en la muerte.
Una vez el guerrero está preparado para el hecho de morir, vive su vida sin la preocupación de morir, y escoge sus acciones basado en un principio, no en el miedo.
Una vez el guerrero está preparado para el hecho de morir, vive su vida sin la preocupación de morir, y escoge sus acciones basado en un principio, no en el miedo.
El pasaje más importante. Uno que le producía algo de malestar en el hueco inútil de su cráneo donde solía habitar su ojo derecho. Un dolor fantasma.
Sí, en esa ocasión la muerte casi se lo lleva, incluso antes de conocer sus principios.