20/11/2017, 22:49
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En la recepción del edificio del Morikage
En la recepción del edificio del Morikage
Si no damos ningún paso al frente, no llegamos a ningún sitio. Los pequeños principios pueden mantener su rumbo y verse condenados a pequeños finales, pero si no lanzamos el dado y miramos al destino a los ojos nunca sabremos hacia dónde estarán abocados nuestros intentos.
Sakamoto Kuranosuke daría su primer paso ese día. Si alcanzaría la gloria que anhelaba o moriría siendo repudiado por el mundo, solo los vientos del sino lo sabían.
Era primera hora de la mañana y allí se encontraba: semblante decidido, ropajes ajustados, el kodachi a la espalda. El muchacho mentiría si dijera que no se sentía algo nervioso, pero lo ocultaba a las mil maravillas. Después de todo, las apariencias son tan poderosas como la realidad, una lección que se le había grabado a fuego desde muy joven.
—Sakamoto Kuranosuke, genin —afirmó al que se encontraba tras el escritorio de la recepción tras aproximarse, su voz tan suave como una brisa, pero firme como un vendaval— Solicito una misión de rango D.