5/12/2017, 13:41
Kuranosuke imitó a Tsu y esperó, agachado y en silencio, con su único orbe clavado en esa pequeña extensión de tierra que tanto les interesaba.
La prórroga le resultó efímera, ansioso como se encontraba de redimirse...
Entonces ocurrió. La alimaña había detectado el cebo y mordido el anzuelo. El señor Niwashi se dispuso a utilizar su peculiar artilugio para capturar al animal, pero este no se encendió. El tuerto chasqueó la lengua, molesto. «¡Esto es lo que nos ocurre por confiar en tecnología de Amegakure...!».
—¡SÍ, SEÑOR! —profirió.
Queriendo imitar a un rayo, Kuranosuke se lanzó hacia la madriguera, las manos al frente, dispuesto a excavar la parcela entera si era necesario en tal de sacar al topo de su escondite...
La prórroga le resultó efímera, ansioso como se encontraba de redimirse...
Entonces ocurrió. La alimaña había detectado el cebo y mordido el anzuelo. El señor Niwashi se dispuso a utilizar su peculiar artilugio para capturar al animal, pero este no se encendió. El tuerto chasqueó la lengua, molesto. «¡Esto es lo que nos ocurre por confiar en tecnología de Amegakure...!».
—¡SÍ, SEÑOR! —profirió.
Queriendo imitar a un rayo, Kuranosuke se lanzó hacia la madriguera, las manos al frente, dispuesto a excavar la parcela entera si era necesario en tal de sacar al topo de su escondite...