5/12/2017, 19:22
Kuranosuke pretendía continuar con la cuestión referida al pasado histórico, pero una nueva entrada en escena le interrumpió. Con semblante impávido, en silencio, el muchacho observó a la mujer que, el destino así lo quiso, formaba parte de la aldea de Uzugakure.
«¿Otro intruso, en esta ocasión de Uzugakure? Hmm... ¿volverá la guerra a los Arrozales del Silencio en un futuro cercano...?», meditó. Aunque en realidad las intenciones de aquellos visitantes distaban mucho de las sospechas del tuerto, para él eran espías y exploradores, tanteando el terreno antes de que sus respectivas aldeas se decidieran a llevar a cabo un asalto frontal.
La desconocida gozaba de una anatomía robusta, bien desarollada y a grandes rasgos, bella. Mas a Kuranosuke esos detalles le traían sin cuidado. Para el genin lo único importante en tal situación era su cruzada personal de defensa de la patria.
—Cuantos individuos perdidos por estos parajes... —masculló, mirando a la fémina directamente a los ojos.
«¿Otro intruso, en esta ocasión de Uzugakure? Hmm... ¿volverá la guerra a los Arrozales del Silencio en un futuro cercano...?», meditó. Aunque en realidad las intenciones de aquellos visitantes distaban mucho de las sospechas del tuerto, para él eran espías y exploradores, tanteando el terreno antes de que sus respectivas aldeas se decidieran a llevar a cabo un asalto frontal.
La desconocida gozaba de una anatomía robusta, bien desarollada y a grandes rasgos, bella. Mas a Kuranosuke esos detalles le traían sin cuidado. Para el genin lo único importante en tal situación era su cruzada personal de defensa de la patria.
—Cuantos individuos perdidos por estos parajes... —masculló, mirando a la fémina directamente a los ojos.