10/12/2017, 02:43
Kame se acarició la barba incipiente de tres días con los dedos pulgar e índice de la mano derecha, y dijo:
—Me has asustado, Reika-san. No hay que llegar a conclusiones tan precipitadas. Antes hay que descartar otras opciones. Si no lo tienes muy claro, por supuesto —opinó—. No te lo tomes a mal. ¡Todos hemos sido novatos alguna vez!
—Kame-senpai... ¿Usted conoce la dirección de la herrería "El yunque enamorado"
—Claro. Los trabajos de Yamauchi-san son legendarios. Espera, creo que tengo un papel por aquí... —respondió Kame, y rebuscó en sus bolsillos. Sacó un papel y un carboncillo, y dibujó una especie de círculo con un punto en medio, y unas cuantas calles adyacentes. Señaló con una flecha un punto en una de las calles—. No me sé el nombre de la calle, pero está cerca de una plaza con una estatua de Sumizu Kouta-dono, en pleno Distrito Comercial. Fíjate, fíjate si es famoso el tipo que hace unos meses tuvo que trasladarse del barrio de artesanos a un local súper grande de varios pisos. Creo que tiene a varios aprendices a su cargo y todo.
»Bueno, Reika. Salgamos de la tienda y volvamos a cerrar con cuidado la puerta, ¿sí? No queremos que el señor Ryū se enfade con nosotros cuando vuelva.
Reika y el chūnin salieron de la tienda y aseguraron la entrada. Después, Kame se despidió de ella alegremente y siguió su propio camino.
—Me has asustado, Reika-san. No hay que llegar a conclusiones tan precipitadas. Antes hay que descartar otras opciones. Si no lo tienes muy claro, por supuesto —opinó—. No te lo tomes a mal. ¡Todos hemos sido novatos alguna vez!
—Kame-senpai... ¿Usted conoce la dirección de la herrería "El yunque enamorado"
—Claro. Los trabajos de Yamauchi-san son legendarios. Espera, creo que tengo un papel por aquí... —respondió Kame, y rebuscó en sus bolsillos. Sacó un papel y un carboncillo, y dibujó una especie de círculo con un punto en medio, y unas cuantas calles adyacentes. Señaló con una flecha un punto en una de las calles—. No me sé el nombre de la calle, pero está cerca de una plaza con una estatua de Sumizu Kouta-dono, en pleno Distrito Comercial. Fíjate, fíjate si es famoso el tipo que hace unos meses tuvo que trasladarse del barrio de artesanos a un local súper grande de varios pisos. Creo que tiene a varios aprendices a su cargo y todo.
»Bueno, Reika. Salgamos de la tienda y volvamos a cerrar con cuidado la puerta, ¿sí? No queremos que el señor Ryū se enfade con nosotros cuando vuelva.
Reika y el chūnin salieron de la tienda y aseguraron la entrada. Después, Kame se despidió de ella alegremente y siguió su propio camino.