10/12/2017, 21:39
Tane-Shigai es una de las ciudades más bonitas del país del bosque, lugar del que se siente totalmente orgullosa Rika. A pesar de ser aún una joven, sus padres sarutobis le habían inculcado una buena educación y cultura del país del bosque, añadiendo la fidelidad a este y a su villa. Ella pensaba que algún día podría llegar a recompensar al país y la villa de la forman en la que “ellos cuidaban de su gente”. Pues para ella y muchos más, aquellas tierras era su hogar.
No obstante, no podía evitar en pensar en sus antepasados y en donde vivieron estos. De dónde provenía la voluntad de fuego que transmitían a sus sucesores a través de generaciones. Ella quería ver mundo, visitar otros países y poder saber más sobre su clan, puesto que, a pesar de que muchos ninjas en el mundo llevaban el mismo “apellido”, no sabía mucho acerca de ellos, ni de cómo habían sido sus vidas.
Pero aquel no era el día. Ella se encontraba en Tane-Shigai, la ciudad construida encima de árboles y que atraía a tantos turistas. Se encontraba allí para realizar un recado. Debía comprar unas infusiones que solamente se comerciaban en aquella aldea. Una vez por mes ella viajaba hasta la villa para su compra habitual, pasaba la noche allí, y regresaba al día siguiente, no se extendía mucho más, pues su vida de kunoichi no le estaba dando para mucho tiempo de ocio actualmente.
Tras haber hecho la compra necesaria y llevar su bolsa con ella, se dispuso a ir hacia la posada donde cenaba y descansaba, el lugar donde ya la conocían, puesto que era una clienta puntual. Además, allí trataban excepcionalmente bien a los shinobis, puesto que defendía el propio país, y al señor feudal que vivía en aquella villa.
Y sobre aquello, el edificio del señor feudal era impresionante. Después de haber estado durante un año viajando a aquel lugar, seguía sorprendiéndola cuando caminaba cerca a aquella estructura, pues no era para menos admiración. Allí fue donde vio de espaldas a un chico de color blanco. Pensó que era Nemu y se acercó bastante rápido, como con algo de euforia por saludarlo.
Pero cuando se dio cuenta que no era él, y sus gafas no le jugaban una mala pasada en aquello, la chica se quedó algo paralizada. No sabía si el chico la habría visto correr hacia él, pero ella no quería ahora molestar ni tampoco sabía cómo salir de aquella situación un tanto embarazosa para ella.
- Emmm…perdón, me confundí. – Dijo con un tono un poco bajo, como si le diera vergüenza el hecho de establecer una conversación con un desconocido, y más con aquella confusión que había tenido. – Es bonito el edificio eh – Comentó, intentando sopesar el asunto y quitarle peso.
No obstante, no podía evitar en pensar en sus antepasados y en donde vivieron estos. De dónde provenía la voluntad de fuego que transmitían a sus sucesores a través de generaciones. Ella quería ver mundo, visitar otros países y poder saber más sobre su clan, puesto que, a pesar de que muchos ninjas en el mundo llevaban el mismo “apellido”, no sabía mucho acerca de ellos, ni de cómo habían sido sus vidas.
Pero aquel no era el día. Ella se encontraba en Tane-Shigai, la ciudad construida encima de árboles y que atraía a tantos turistas. Se encontraba allí para realizar un recado. Debía comprar unas infusiones que solamente se comerciaban en aquella aldea. Una vez por mes ella viajaba hasta la villa para su compra habitual, pasaba la noche allí, y regresaba al día siguiente, no se extendía mucho más, pues su vida de kunoichi no le estaba dando para mucho tiempo de ocio actualmente.
Tras haber hecho la compra necesaria y llevar su bolsa con ella, se dispuso a ir hacia la posada donde cenaba y descansaba, el lugar donde ya la conocían, puesto que era una clienta puntual. Además, allí trataban excepcionalmente bien a los shinobis, puesto que defendía el propio país, y al señor feudal que vivía en aquella villa.
Y sobre aquello, el edificio del señor feudal era impresionante. Después de haber estado durante un año viajando a aquel lugar, seguía sorprendiéndola cuando caminaba cerca a aquella estructura, pues no era para menos admiración. Allí fue donde vio de espaldas a un chico de color blanco. Pensó que era Nemu y se acercó bastante rápido, como con algo de euforia por saludarlo.
Pero cuando se dio cuenta que no era él, y sus gafas no le jugaban una mala pasada en aquello, la chica se quedó algo paralizada. No sabía si el chico la habría visto correr hacia él, pero ella no quería ahora molestar ni tampoco sabía cómo salir de aquella situación un tanto embarazosa para ella.
- Emmm…perdón, me confundí. – Dijo con un tono un poco bajo, como si le diera vergüenza el hecho de establecer una conversación con un desconocido, y más con aquella confusión que había tenido. – Es bonito el edificio eh – Comentó, intentando sopesar el asunto y quitarle peso.