11/12/2017, 13:37
El joven admitió que su familia era rica. La sarutobi había iniciado una broma entorno a su nombre y había acertado de pleno sin ni siquiera conocerle. ¿Debía plantearse dedicarse a la videncia? Para nada, solamente había sido una casualidad. Rika sintió un poco de curiosidad por aquello, y a pesar de que normal era algo callada, quiso saber más sobre aquel tema.
- ¿Cómo es ser rico? Me refiero, tu familia. – Preguntó. – ¿También vives en una casa como la del señor feudal? – Añadió otra pregunto al cuestionario, pues a ella nunca le había faltado algo cuando sus padres estaban con ella, pero tampoco podía decirse que eran ricos, su nivel de vida era bastante estándar.
El chico comentó que venía desde lejos, ¿en qué parte del inmenso mundo viviría aquel peliblanco? Y también explicó, en cierta forma, que estaba allí por un tema más importante. No iba a desplazarse hasta aquella aldea solo a comprar te, sino que algún tema mayor o menor le incitó a viajar hasta la ciudad de los árboles. No quiso preguntarle por el motivo de su venida, puesto que podía ser de mala educación entrometerse en los asuntos de las demás personas, pero sí quiso saber aún más sobre lugares más allá de las fronteras.
- Ajá. – Asintió a la pregunta de Riko. – Yo vivo allí, en Kusagakure – Contestó, levantando el brazo de la compra y extendiendo uno de sus dedos, mientras señalaba la dirección por la cual se podía llegar hasta la villa, aunque el joven no pudiera ver nada ya que simplemente parecía estar señalando a los árboles y construcciones de la ciudad.
Rika se quedó pensaba durante unos segundos en las últimas palabras del joven. Le gustaba viajar mucho. Aquellas palabras hicieron relación con que él confesase que su familia tenía una buena fortuna. Era obvio que, si ellos tenían un gran patrimonio, podría viajar por todo el mundo sin muchas preocupaciones.
- No sé desde done vienes, pero si quieres ver más de la ciudad, puedes seguirme. – Le propuso indirectamente al joven.
- ¿Cómo es ser rico? Me refiero, tu familia. – Preguntó. – ¿También vives en una casa como la del señor feudal? – Añadió otra pregunto al cuestionario, pues a ella nunca le había faltado algo cuando sus padres estaban con ella, pero tampoco podía decirse que eran ricos, su nivel de vida era bastante estándar.
El chico comentó que venía desde lejos, ¿en qué parte del inmenso mundo viviría aquel peliblanco? Y también explicó, en cierta forma, que estaba allí por un tema más importante. No iba a desplazarse hasta aquella aldea solo a comprar te, sino que algún tema mayor o menor le incitó a viajar hasta la ciudad de los árboles. No quiso preguntarle por el motivo de su venida, puesto que podía ser de mala educación entrometerse en los asuntos de las demás personas, pero sí quiso saber aún más sobre lugares más allá de las fronteras.
- Ajá. – Asintió a la pregunta de Riko. – Yo vivo allí, en Kusagakure – Contestó, levantando el brazo de la compra y extendiendo uno de sus dedos, mientras señalaba la dirección por la cual se podía llegar hasta la villa, aunque el joven no pudiera ver nada ya que simplemente parecía estar señalando a los árboles y construcciones de la ciudad.
Rika se quedó pensaba durante unos segundos en las últimas palabras del joven. Le gustaba viajar mucho. Aquellas palabras hicieron relación con que él confesase que su familia tenía una buena fortuna. Era obvio que, si ellos tenían un gran patrimonio, podría viajar por todo el mundo sin muchas preocupaciones.
- No sé desde done vienes, pero si quieres ver más de la ciudad, puedes seguirme. – Le propuso indirectamente al joven.