16/12/2017, 19:00
El chico de Amegakure recibió la llave y así mismo encargó por fin una bebida, un simple té, lo que significaba que al fin había terminado de atender a aquel cliente y mientras el agua se calentaba podría atender a la pelirroja que se había quedado a la espera todo ese tiempo.
—¿Quieres la llave de tu cuarto? —le preguntó con una cordial sonrisa en lo que ponía agua en una pava.
—Sí, por favor —respondió la kunoichi, ubicándose a un lado del shinobi para estar lo más cerca posible al mostrador.
Luego de llevarse el recipiente a la cocina para ponerlo sobre el fuego de una hornalla, regresó para buscar la llave correspondiente y ofrecérsela a la fémina. Esta sencillamente la tomaría y se retiraría tras dedicarle un gesto de agradecimiento al posadero.
—¿Quieres la llave de tu cuarto? —le preguntó con una cordial sonrisa en lo que ponía agua en una pava.
—Sí, por favor —respondió la kunoichi, ubicándose a un lado del shinobi para estar lo más cerca posible al mostrador.
Luego de llevarse el recipiente a la cocina para ponerlo sobre el fuego de una hornalla, regresó para buscar la llave correspondiente y ofrecérsela a la fémina. Esta sencillamente la tomaría y se retiraría tras dedicarle un gesto de agradecimiento al posadero.