18/12/2017, 21:18
Ralexion seguía masticando y pegándole dentelladas a los onigiri, que se iban esfumando como si se los llevase el viento. Pero ni por esas apartaba la vista de Akame, mostrando interés hacia sus palabras. La actitud de su congénere se le hacía áspera, incluso algo camorrista, pero él no sentía ningún tipo de patriotismo descerebrado por su aldea ni ninguna otra. El único lugar que había llamado hogar se esfumó en una nube de humo y sangre.
—Pues sí, anda bien, aunque no sabría decirte si siente rencor o no —se aventuró a decir, ya que apenas había visto de pasada a su líder en un par de ocasiones—. No conozco ese torneo del que hablas, ¿podrías hacerme un resumen?
No pudo evitar preguntar, esta era la segunda ocasión en la que su acompañanante lo había mencionado. Ya había terminado de comer, el pequeño morral donde guardaba sus delicias de arroz y alga yacía despejado. Así que quedó, expectante y sin hacer nada, a la respuesta de Akame.
—Pues sí, anda bien, aunque no sabría decirte si siente rencor o no —se aventuró a decir, ya que apenas había visto de pasada a su líder en un par de ocasiones—. No conozco ese torneo del que hablas, ¿podrías hacerme un resumen?
No pudo evitar preguntar, esta era la segunda ocasión en la que su acompañanante lo había mencionado. Ya había terminado de comer, el pequeño morral donde guardaba sus delicias de arroz y alga yacía despejado. Así que quedó, expectante y sin hacer nada, a la respuesta de Akame.